Por este orden me han asaltado las sensaciones mencionadas en el titular al leer la noticia que me hace llegar El PaÃs:
• Abogados del Estado pleitean contra España fichados por fondos ‘verdes’
Debemos respetar la independencia personal de cada uno, pero no se puede aplaudir —ni siquiera permanecer inerte— ante la burla que algunos abogados del Estado dedican al paÃs y a sus instituciones, mofándose a continuación del contribuyente de nómina (el que la tenga) que no lo está pasando nada bien con la caÃda y permanencia en esta ya sempiterna crisis.
Venir a comparar la traición a la lealtad que deberÃa serles exigida por alguna de las miles de leyes que ha parido nuestro inane Congreso con un partido de fútbol es vergonzoso.
Estos «demasiao-bien-pagaos», después de conocer por dentro la maquinaria del Estado español, de haber sido formados con dinero del Estado, piden una excedencia para ganar pingües sueldos mercenarios atentando contra la mano que les ha dado de comer.
Cierto que no estamos en tiempos de guerra y que no podrán ser acusados de alta traición… Pero nuestro feble Estado, capitaneado por cada vez peores presidentes del Gobierno (desde el comienzo de la democracia cada presidente del Gobierno español ha sido peor que el anterior), deberÃa prohibirles la reincorporación a sus puestos de trabajo, negarles los beneficios fiscales que les correspondan e incluso poner en tela de juicio su nacionalidad española.
Vivimos en el mundo de la desvergüenza, de la desfachatez, de los caraduras… Pero venir a decir que les gustarÃa meter goles para España cuando sus servicios nos pueden acabar costando una millonada en euros a todos los españoles es para investigarlos hasta la última coma, hacerles la vida imposible en el paÃs al que traicionan, y pedirles muy amablemente que desaparezcan de la Piel de Toro. Me pregunto si alemanes, americanos o franceses se atreven a cometer tamaña tropelÃa; y si la llevan a cabo me pregunto también si vendrÃan justificando su desleal acción parangonándola con el maldito balompié (panem et circenses para un pueblo inculto y alienado).
Y no es que quien suscribe vaya de patriota, que sobre eso he dejado escritas muchas páginas en este y en el viejo blog. Es que bajo cualquier otro sistema de gobierno que me fuera más grato (y no este oxÃmoron) seguirÃa pidiendo lo mismo. Y aún lo conseguirÃa.