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No creo que un deportista profesional vaya a caer en este tipo de cosas. No hay que preocuparse por que esto ocurra.
Amigo clavo en bota ajena,
de tu escueto comentario saco en conclusión que partes de dos premisas:
A) Los transexuales son personas desequilibradas.
B) Ningún deportista profesional es una persona desequilibrada.
Sobre la premisa (A) dejaré que opine la ciencia. Sobre la premisa (B) te diré que se puede entrever que sea falsa.
Hola,
Pues puestos a hacer de futurólogos tengo que reconocer que me ha convencido tu opinión de que en ese siglo venidero haya tres categorias…
Pensemos un poco. ¿Por qué hay deporte masculino y femenino?. Creo suponer que por una cuestión “física” un hombre desarrolla mayor potencia muscular, por decir algo, que una mujer y tiene esa ventaja natural.
Aceptando esta base si incorporamos transexuales a las competiciones estaremos rompiendo el razonamiento anterior, no?. Un boxeador “nueva mujer” se supone que tendrá mayores herramientas físicas que una mujer “natural” apareciendo de nuevo esa ventaja natural a la que me refería antes.
Todo esto me lleva a la conclusión de que o en un futuro habrá tres categorías o, no lo podemos descartar ni mucho menos, habrá una única categoría. De hecho determinados estudios científicos hablan de una progresiva equiparación entre las marcas de hombres y mujeres en un futuro no muy lejano.
Saludos
Dani
Buena propuesta, Dani.
Leyéndote se me ocurre pensar que tal vez la tercera categoría fuera la mixta. Es decir, masculino, femenino y mixto. Y que esta categoría mixta fuera la destinada a fundir todas las categorías en uno.
Sobre la equiparación de las marcas, yo lo que había leído hace ya un tiempo es que las plusmarcas masculinas tenderán a estancarse mientras que las femeninas evolucionarán rápidamente. Quiero decir, que se batirán muchas marcas femeninas.
Evidentemente si las masculinas se estancan y las femeninas progresan, habrá un acercamiento de las plusmarcas femeninas a las masculinas. Pero de ahí a equipararse… La biología, como ciencia, supongo que tendría algo que decir. Apasionante este tema del deporte científico.
Luis, eres un optimista redomado. Pensar que los humanoides llegaremos al siglo XXXI te honra pero mucho me temo que tenemos todas las papeletas para que por fechas tan lejanas no queden sobre la Tierra ni las ratas. Largo me lo fías, aunque seguramente lo de XXXI será una errata (siglo XXI), por lo que también te felicito pues acabas de entrar en la norma habitual de todo buen periodista y toda excelente publicación.
Bromas aparte, si en algunos países se va hacia una igualdad política, económica y en todos los órdenes entre ambos sexos, hay que dejarse de gaitas y coñas (nunca mejor dicho): fuera competiciones que separan al niño de la niña, a la gachí del gachó, al abuelete de la abuelita. O todos moros o todos cristianos, pero no una cosa u otra según me convenga. Que sí, que si compiten hombres y mujeres lanzando peso, seguramente el hombre ganará lamedalla de oro. ¡Pero alguna vez se romperá la tradición! Y si no, pues no pasa nada. La igualdad ante todo y para todo, en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, en el ecétera y en la ecétera.
Fíjate si estoy rumboso a estas horas de la noche que yo decretaría por ley, en aras a la igualdad sexual, que hubiese una paridad al 50 % entre los triunfos de los hombres y las mujeres en las competiciones mixtas del futuro. Claro que también (en esta sociedad mundial supercontrolada a la que vamos como un cohete) cabe la posibilidad de decretar a todo quisque como metrosexual, o sea, ni chicha ni nabo, ahora soy rubia y luego moreno. O mejor, picha. Para qué vamos a tener dos sexos si podemos aspirar a ser todos bisexuales.
Genética, pura genética. Ahora que también hemos empezado a meter la pezuña en el genoma humano (lo único que quedaba virgen en el sistema solar), que nos hagan bisexuales y santas pascuas. Pero que sea en el siglo XXI y a ser posible antes que la espichemos. Lo mismo algunos empiezan a ilusionarnos en esta dirección en las próximas elecciones…
Pues no era una errata, Juan. Quería decir el siglo XXXI; pero también aporto mi dosis de pesimismo cuando digo que si es que para entonces hay todavía deporte. Ya veo que piensas que ni deporte ni especie humana.
Sí que me dejas preocupado con el tema de urgar en el genoma humano. Es algo que ya está aquí. Alguna superpotencia podría encargar un equipo entero de “Ronaldinhos” y crear superatletas.
Bueno, de momento la cosa sigue como está; aunque en Australia tienen que resolver sobre si la señorita Delaney debe jugar con las chicas o con los chicos (o tal vez pueda jugar con ambos a la vez).
A mí me preocupa un poco esto de la tecnologización del deporte, del esfuerzo por crear hombres alterados biológicamente para que sean más competitivos, etc., pues no logra otra cosa que destruir el espíritu del deporte y sobre todo del juego.
La diferencia física entre hombres y mujeres está ahí, es una condición biológica natural contra la que nada necesitamos hacer. El intento de “masculinizar” a la mujer para hacerla más competitiva me parece tan peligroso para su salud (ya hemos visto las consecuencias del dopaje en forma de muerte, además de otros efectos menores) como para el futuro del deporte, un futuro en el que sea necesario dejar hasta la identidad y la vida misma sólo con tal de poder pelear por una medalla o algún éxito efímero.