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Aquí siempre estamos a dos velas, cuando no es por la ausencia de lluvias y agua, cuando no por el tingladillo que se tienen a medio montar por Valencia con la copa América del 2007. (Por cierto, que si es la Copa América, ¿por qué no la hacen por aquellos lares?)
Siendo un país de lo más normalito, siempre estamos metidos en los grandes tinglados. Nos pirran. Queremos Olimpiadas, Expos, Campeonatos mundiales y europeos, grandes finales deportivas… El caso es estar saliendo a todas horas en las teles de medio mundo. Y tanto es nuestro afán, que en muchas ocasiones sólo se hacen cosas si se organiza algún evento. Se aprovechan grandes acontecimientos deportivos para mejorar la infraestructura e instalaciones de la ciudad que los acoge. O sea, que al final hasta hay que dar las gracias por echarle una millonada a estas grandes competiciones. Ver para creer.
Y entre tanto vaivén dinerario, algo se les pegará del Erario. Y sin haberlo deseado, me ha salido un pareado.
El rey podía donar al reino de Valencia una parte de los beneficios de sus astilleros. Seguro que con la glamourosidad a las fabricas de barcos pijos se les llama de otra manera.