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Tus preguntas, Luis, no tienen respuesta porque -para empezar- ni los mismos ciclistas se las plantean, cosa que ya es el colmo. Por eso he mandado a la porra al ciclismo profesional en uno de mis últimos comentarios bitacoriles y a los ciclistas los he calificado de pisoteados y ninguneados, cuando no faltos algunos de la más elemental dignidad. Pero los tíos ahí siguen, sin mover un dedo ni un pedal para cortar con esta situación. Yo creo que en el mundo del ciclismo, con esto del dopaje y su búsqueda a toda costa, se está actuando con una ilegalidad y desfachatez total. El cúmulo de dudas y preguntas que pones van directo a todos los granos purulentos que rodean el tema de las dos ruedas, y del que no se salvan muchos ciclistas y casi ningún federativo y mandamás de la cosa. Para redondear la faena, la policía, los jueces y algunos políticos deberían dedicar mejor sus esfuerzos a detener a los chorizos y a los mafiosos (algunos de ellos dentro de las mismas federaciones ciclistas) y dejar en paz a los sufridos ciclistas.
El 9 de septiembre el MARCA publicaba con pelos y señales el caso de Santi Pérez, que hace 11 meses fue sancionado con un positvo por una presunta transfusión sanguínea. El hombre se ha puesto en manos de la justicia ordinaria y está aportando pruebas que ponen en duda que el proceso llevado a cabo para el análisis fuera correcto: neveras que no se corresponden, contraanálisis sin la presencia del corredor o su representante, el primer control que se le hizo no era legal… Tiene narices el asunto. “Esa sangre no es mía” dice el chaval. Y ahora está en paro y sin licencia, aunque -y aquí viene lo mejor/peor- la putrefacta UCI le sigue controlando: “Sigo recibiendo los formularios en los que tengo que decir DONDE VOY A ESTAR EN TODO MOMENTO, y aunque no tengo obligación de enviarlos, lo hago porque no tengo nada que ocultar”.
¿Qué te parece? ¿He escrito putrefacta UCI? Bórralo. Mafiosa UCI. Claro que la actitud del ciclista tampoco tiene desperdicio. No es más corderito porque no puede o no sabe. Y los chicos esos de la Federación Española de Ciclismo tocando el violón y mamando hasta reventarse los bolsillos y el gaznate mientras uno de los que les da comer las pasa canutas con los tíos de la UCI. Francamente, no sé como los ciclistas pueden pasar el control ese de la orina porque lo suyo es “pa mear y no echar gota”.