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Me parece que el artículo dice una verdad como un puño, y es el acceso de mediocres al sistema educativo nacional a través de la vía deportiva.
Con un titulito de tres al cuarto hay monitores que causan más daño que beneficio en los jóvenes, considerando también su comportamiento fuera del entreno. Gentes, quizá, con buena voluntad, no lo voy a negar, pero que su comportamiento y su escala de valores y sus formas de expresarse deja mucho que desear. Si además suman con los dedos…
Hay monitores y monitoras que no han acabado la EGB y sin embargo “enseñan” a los niños y niñas. No tiene sentido.
Ay, si yo os contara sobre el tema… pero -amigo Luis- ando de mudanza de ADSL y ordenador así que tendré que esperar unos días para que se recompongan de nuevo las neuronas informáticas. ¡Esto de enviar comentario a la Aguja empieza a ser adictivo!
;-)
Creo que a los ayuntamientos les importa más cubrir puestos para decir que se preocupan del deporte pero sólo como estadística para su actuación.
Ya basta de tratar de justificar una labor deportiva por política del partido. Los deportistas somos personas no números de balance.
La titulación es muy importante, pero actualmente no son una garantía, sólo de haber studiao. La calidad de la persona es lo más importante.
Hay muy buenos competidores que no saben enseñar y viceversa.
@harald
Sí. Y hay gente entrenando que no tienen formación personal como para estar al frente de un grupo de niños o adolescentes.
Si las propias personas somos números estadísticos, los deportistas no vamos a poder evitar serlo también. Supongo que habrás disfrutado con el artículo que titulé “(Sólo para espíritus aguerridos)” [los paréntesis forman parte del título]. Como bien dices, no somos más que números en el balance final del cuatrienio.
Pero qué se puede esperar cuando hasta las propios estamentos deportivos caen en la trampa de las estadísticas.
Repuesto de la mudanza adeeselera que me ha traido por la calle de la amargura, me sumo a los comentarios sobre tus sabrosos artículos. Que sí, que como decía hace días, son adictivos.
Muchas escuelas han quedado ya como guarderías, donde -al menos eso pasa por Andalucía, supongo que también por los otros reinos de taifas- muchos peques ingresan a las 7,30 de la mañana, desayunan allí, luego prosiguen con las clases ordinarias, continúan a las 14 horas comiendo en el comedor del cole, prosiguen después hasta las 16 horas en que se enganchan a las actividades extraescolares y luego allá por las 18 ó 19 horas, vienen los papaítos trabajadores a recogerlos para llevárselos a casita o a una academia para que aprendan más inglés o mecanografía o informática.
En todo este largo tiempo “escolar”, excepto cuando tienen a los profesores de mate, lengua y esas cosas (la inmensa mayoría funcionarios con sus opisiciones y tal), el resto del tiempo y de las actividades los controlan gente muy joven y dinámica (a la que pagan cuatro chavos) a la que llaman monitores matinales, o monitores gastronómicos o monitores extraescolares. Un pequeño barniz cultural, la lectura de las tapas de algún libro de psicología evolutiva y la mucha necesidad de sacarse unas pelas es casi todo lo que hay detrás de todo este personal. Así que los profes “de verdad” ya tienen otro motivo más de inquietud: ni son tan marchosos, ni tan comprensivos ni tan simpáticos ni tan jóvenes como estos monitores. Da lo mismo que sean los monitores del comedor que los que enseñan multideporte. Algunos se salvan de la quema, pero se trata de -por cuatro perras gordas- salvar esa necesidad familiar y política de entretener a los chaveas mientras que los papis se ganan el DVD, la tele de plasma y las lentejas.
¿Cuándo van a empezar a tomarse en serio nuevamente a la chavalería? ¿Cömo se puede dejar en manos de bastantes indocumentados su alimentación, su formación de ocio y tiempo libre, su desarrollo físico y deportivo? A ver quien es el guapo o guapa que le pone el cascabel al gato, cuando por una miseria de pelas (y de gente preparada) tenemos a la juventud entretenida unas diez horas al día.
@ Juan Puñetas
Yo dije una vez (a veces me vienen ideas) que en los colegios de hoy están los dirigentes del mañana de este país nuestro. Y no me refiero únicamente a la clase política. Jueces, médicos, arquitectos, empresario… Y trabajadores honrados que deben aprender a ser felices. Si los quemamos en la infancia con cosas como las que dices, el porvenir pinta negro.
Sobre los cursos de formación para esa juventud tan animadora mejor no hablemos. Conozco a alguien que suma con los dedos (literalmente) y tiene el título de animadora socio-cultural o dinamizadora de juventud o no-sé-qué-gaita-más.
Pagas a una empresa privada, ergo te dan el título previa asistencia al 80% de las clases. Lo triste es que las empresas que imparten esos cursos los han oficializado por el artículo 33, también llamado la vía del mamoneo. Y el rapaz que da el cursillo acelerado de formación del monitorado es también miembro de esa juventud tan guais, del “qué pasa tronko” y del “tú te’nrollas, tía”, generalmente el pariente paria del político mandamás de turno.