Jan 20 2006
¿Errores enmendados?
Escrito por laaguja | Archivado en: Moradofederaciones
¿ ME PUNTÚA ESTE TEXTO ?
(coloque el cursor sobre las estrellas que desee otorgarle y pinche)
4 puntos de media en 1 votos
= deficiente
| = insuficiente
| = bien
| = notable
| = sobresaliente
http://www.elespectador.eu/viejoblog/2006/01/errores-enmendados/trackback/
Este artículo se publicó
el 20.01.2006 (Friday) a las 13:12:51 y está archivado en
Morado.
Puedes seguir cualquier comentario a este artículo por el
RSS 2.0 feed.
No hay posibilidad de comentar ni hacer ping a este artículo.
Normalmente te dejo comentario si estoy en contra de lo que escribes. Hoy lo haré pese a que estoy completamente en acuerdo con lo que tu expones. La Ciudad Deportiva de la RFEF es una de esas decisiones políticas en las que los encorbatados deciden hacer una cosa y luego piensan para que sirve.
En España miles de deportistas, federaciones, organizaciones necesitan una subvención para poder vivir (sobrevivir) pero en cambio lo que conviene a estos dirigentes es hacer algo a lo grande porque así parece que toman decisiones. ¿Acaso la prensa hablaría si ese dinero lo repartieran entre quien realmente lo necesita en el deporte español (que e smucha gente?.
Pues eso. Que estoy completamente de acuerdo en lo que pones y así te lo cuento.
Ja, ja.
Me alegra no estar solo. Hay mucha gente que ve mis ideas como…, dejémoslo en raras. También es reconfortante recibir comentarios a favor.
A veces las gentes no están preparadas para escuchar las verdades más evidentes, y se escandalizan cuando alguien las dice.
Muchas gracias por tus palabras de ánimo. Y seguimos en RED.
Con dinero ajeno cualquiera hace un chalé, un palacio y hasta una Ciudad del Fútbol. Hay estadios olímpicos en España que se están muriendo de asco. Piscinas que enmohecen por falta de agua (se les olvidó llevar las tuberías al recinto). Varios y colosales campos de fútbol para que un equipillo de segunda división trote cada quince días.
Ya digo. Con dinero ajeno hasta yo soy capaz de idear una gran obra urbanística. Y si después aquello se cae, es una birria o no tiene ninguna utilidad, me busco tontos útiles que carguen con mi fantástica herencia.
El gran Pacheco, alcalde señorito de Jerez, cuando estaba en el apogeo del poder, ideó hacer un gran circuito para motos y coches. Entrampó al Ayuntamiento y a varios pelotas que le babeaban el aire. Cuando aquello hacía aguas por todos lados, se lo regaló a la Junta de Andalucía. Desde entonces, todos los andaluces pagan religiosamente el circuito caprichoso de aquel señorito que se hizo famoso en España con aquello de que “la justicia es un cachondeo”. Ahora anda lamiendo el poder por las esquinas, con menor protagonismo pero la misma pasión señoritil. Todavía está por ver que los andaluces le hagamos tragar el circuito curva a curva. Así rueda el mundo con dinero ajeno y cabezas locas a las que todo se consiente porque, desgraciamente y muy a menudo, “este país es un cachondeo”.
Pues yo de mayor quiero ser como él. Quiero decir, sin escrúpulos.
Pero entonces no sé cómo me aguantaré, porque estoy seguro de que me daré asco. Prefiero ser cabeza de ratón que cola de león. O morir de pie que vivir de rodillas, que es otra forma de verlo.
Pero estas gentes, perdón, sabandijas, son las que envidiando tu independencia y tu felicidad tratarán de joderte si te descubren. No soportan que alguien tenga la dignidad de vestir de diario sin ropa de marca pero decir verdades como puños.
La Aguja de Bitácora trata de ser un reducto para esa dignidad que gracias al anonimato de Internet nos permite decir las cosas tal y como las vemos, que tampoco aseguramos que tengamos razón.
Un abrazo y bienvenido de nuevo a la Piel de Toro.
Ya está bien de costear obras faraónicas con dinero público sin ningún proyecto de viabilidad. La RFEF debería dar explicaciones, y rendir cuentas públicamente de la gestión de ese CARD particular.
Pero cuentas públicas, con luz y taquígrafos, como decía José María García. No presentar los números en el CSD sin que nadie se entere.
¿Por qué no hay un mecanismo, aprovechando las nuevas tecnologías, para que todo el que quiera saber pueda averiguar el estado de las cuentas del dinero público?
Es como una especie de censura blanda. Los datos públicos se dan a un organismo, pero nunca llegan a los interesados (el pueblo, que pone la pasta), porque quedan enterrados en la burocracia.
No te cuento las obras “farónicas” (e innecesarias, inútiles… ¡desopilantes!), no solo que se proyectaron, sino que además se construyeron en Argentina (cuando hay carencia de infraestructura en tantas cosas fundamentales) porque no me alcanzan la cantidad de caracteres habilitados para dejar comentarios; ¡tendría que abrir un blog! (de hecho hay libros al respecto).
Me dirás que “un botón es muestra suficiente”, no; si arranco a escribir no paro más. Inclusive corro el riesgo, para los que no están empapados en la vida en América latina y creen que García Márquez escribe ficción, de quedar como un fabulador, mitómano o exagerado, en el mejor de los casos.
Sin embago sé que me sabran comprender bien; ¿por qué?: ¿conocen como se manejan las cosas en España?, bueno… ¡imagínense como lo hacen en sus ex colonias!
Despues dicen que Dante, Kafka y Dalí eran genios; en América latina hubieran sido simples artistas costumbristas.
@ el clavo
Pues sí que has tenido una idea genial; un puntocom para que el ciudadano sepa a dónde van a parar sus impuestos. Para que tenga éxito, y no desde el punto de vista del usuario, sino del webmaster, no se deberían habilitar comentarios. Solamente mera consulta.
Me temo que no hay lo que hay que tener en la clase política. Yo de momento les dejo la idea para el nombre del dominio: susimpuestos.org
@ Leonardo
Veo que este mal es universal. Obras injustificables aquí y allí que después deben cerrarse o reformarse u olvidarse. Me gustaría saber más de esas piscinas que comenta Juan Puñetas sin tuberías.
Yo sí he visto en un polideportivo unas duchas que se habilitaron anejas a un gimnasio. Quedaron para almacén de material, porque olvidaron hacerles los desagües. Eso sí, las tuberías del agua llegaban. De ahí, al menos, cogíamos agua para el botijo del gimnasio (y que debe haber en todo gimnasio que se precie). ¡Qué invento el botijo! Eso sí que es un ejemplo de utilidad, sencillez, practicidad, etcétera, etcétera.
Me ha explotado en el alma eso de las ex-colonias. Personalmente te puedo decir que no os veo como ex-nada, sino como países hermanos. Especialmente tu Argentina, que tan bien se portó con este país mío tras la guerra fraticida que sufrimos y padecimos hace más de 65 años.
No Leonardo, excolonias no. Como te dice la_aguja, países con los que deberíamos tener más colaboración de la que tenemos. Esas cumbres Hispanoamericanas deberían tender a crear lazos más vinculantes. Europa tendrá que entenderlo. Si Europa nos quiere tendrá que aceptar nuestro bagaje cultural y nuestros lazos ultra-marinos.
Lo de ex colonia (quiero aclarar que en Argentina no se ve en este sentido como peyorativo: se asume la historia; quizá sí “duele” con referencia en lo económico hacia EE.UU. y Gran Bretaña), a lo cual hacía mención, proviene del inmenso legado, y tan influyente, que dejó la administración española (1536-1816) en las costubres (tanto políticas, sociales y culturales) con que se organizó y se sigue manejando el país.
Repito, la dependencia política que existió hacia España se toma con naturalidad histórica porque se manifiesta en la (des)organización nacional; lo que sí molesta, y se pretende cambiar porque hiere, es la del plano económico hacia otras naciones.
Bueno, explicado el asunto. Veo que Contrapunto opina como yo, y es que por aquí sí juzgamos como algo peyorativo el tema colonial. Sobre todo, creo yo, por el componente de sumisión que implica.
De los errores de nuestros antepasados tampoco es que debamos hacernos cargo los ciudadanos del presente; el error de nuestros contemporáneos sería no aprender de lo que se hizo mal anteriormente. Pero creo que cada cual debe ser juzgado en su época, con la visión del mundo que había en su época.
Creo que a nadie le gusta ser colonia de nadie; por eso nos ha sorprendido tu planteamiento de “sus ex-colonias”. Una muestra más de que hablamos (y escribimos) el mismo idioma, pero debemos prevenirnos de las malas interpretaciones. Y qué mejor modo que hacerlo hablando (o escribiendo).