Feb 10 2006
Deporte base de base
Escrito por laaguja | Archivado en: Amarillodeporte base
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el 10.02.2006 (Friday) a las 19:50:30 y está archivado en
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Si a la gente que maneja los medios de (des)comunicación le planteás esto, te dicen: “es verdad… que buenos niños para que se dediquen al tri, penta o decatlón. ¡Y están desaprovechados!”, le van a buscar la veta competitiva a la cuestión.
Pero qué romántico eres… Hoy lo has bordao, pero lo tuyo (y lo nuestro) ya no se lleva. El comentario de Leonardo da en la diana plenamente. ¿Hacer deporte por mero placer? Oh, la lá. Se va al gimnasio para perder esos kilitos de más. Se envía al enano al kárate para que nos deje descansar una horita. Se lleva al crío a la escuela de tenis a ver si hay suertecilla y nos sale un Nadal. ¿Hacer las cosas simplemente por placer, por amor a uno mismo y al arte? ¡Pero si eso ya no lo hacen ni en Jauja! (Por cierto, un bello pueblo malagueño).
Cierto lo que decís ambos. Pero me estoy dando cuenta ahora de que quizá no he sabido explicar lo que quería decir. La denuncia de hoy acudía en apoyo de esos niños que deciden probar aquí y allí y ser aprendices de todo y maestros de nada (aquí pretendo darle la vuelta a este dicho peyorativo).
No es imprescindible tanta maestría en el deporte cuando lo verdaderamente importante en esta vida se sitúa fuera de él. Por eso, disfrutar de la práctica deportiva siendo como el pato (que nada, anda y vuela, pero que ni nada bien, ni anda bien, ni vuela bien) es más sano que quemarse compitiendo por ser el mejor en algo, sobre todo cuando ese esfuerzo nos lleva más allá del disfrute personal que puede proporcionar la actividad física.
Seguro que hasta usted necesita dinero para poder sobrevivir y si ese dinero lo puedes ganar con el deporte, porque no aprovecharlo. Se me ocurren muchos trabajos peores que ser deportista profesional. No es incopatible la maestría en un deporte con llevar un vida féliz.
Amigo Hughes,
por supuesto que el dinero es necesario para poder sobrevivir. Y por supuesto que ser deportista profesional es un trabajo digno. Le está hablando un ex-deportista profesional, si se entiende al entrenador como deportista.
Las sensaciones que se experimentan en la competición son “adictivas”; eso está suficientemente demostrado. Nuevamente le está hablando un ex-competidor (más bien un competidor a tiempo completo en la vida diaria). Esas sensaciones únicas hacen que la competición sea tan especial y tan reverenciada. Mantener la calidad personal en situación de competición real es un reto que todo el mundo debería experimentar.
Pero el motivo de este escrito es abanderar de alguna manera a todas esas personas que, en el caso del artículo, incluso desde niños han preferido mantenerse al margen de la competición.
Entender el deporte más como un complemento de la vida que como una filosofía de vida es otra manera válida de entender el deporte. Sin embargo, al niño que no quiere competir sus amigos le dejan de lado.
Es esa la reconvención que encierra este artículo: respeto máximo para aquellos que no sienten “adicción” por la competición y en consecuencia saben encontrar satisfacciones en esa otra vía del deporte que es, única y sencillamente, la participación. Quizá no me haya sabido explicar bien, dejando algunos puntos a la interpretación. Lamento que me haya malinterpretado.
Gracias por colaborar con su aportación.