Feb 24 2006
Tolerancia cero
Escrito por laaguja | Archivado en: Azuldopaje | medicina | salud
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el 24.02.2006 (Friday) a las 12:36:41 y está archivado en
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Joooooodeeeer con la Aguja.
Hay que estudiar qué dices (y qué no dices) y el cómo lo dices. Muy bueno lo tuyo, sí señor.
¿Lo que no digo?, jajaja.
En fin, lo que no digo yo no lo he dicho, igual que lo que otros no han dicho que no han hecho tampoco ha quedado dicho. Aunque a veces el silencio hace más ruido que mil palabras (al hilo del aforismo ese de la imagen y las palabras).
Me han dicho que te han puesto de vuelta y media en alguna de esas bitácoras famosas de los “chicos de la prensa deportiva”, como los llamas. No he encontrado el artículo o el comentario (apenas he buscado, a mí también me hastían), pero parece ser que no eres muy popular por algunos páramos. Conociéndote como te conozco supongo que estarás muy preocupado… jejeje.
Pues tienes razón; estoy mu’preocupao y no puedo dormir ;-). Bueno, quizá la diferencia estribe en que en la Aguja no tenemos que contentar a nadie; ni política ni económicamente. Ni tenemos agenda de contactos de la que presumir ni a la que deber favores. La información que nos suministran los amigos se recibe a título de amigo de verdad y no de interesada amistad. Y encima nos piden que escondamos datos y conceptos de forma que aparezcan como interrogantes o estrambóticas ideas.
Hoy en día los periodistas en general han perdido su independencia. Escriben o hablan al dictado lo que su medio debe decir para contentar al poder al que rinden culto. A los señores Licenciados en Ciencias de la Información no les queda más remedio que ser plegadizos y acartonados para poder comer. Ya he dicho en otra ocasión que las bitácoras son, por el momento, un reducto realmente independiente… si uno quiere mantenerse así, claro.
Los periodistas deportivos están un tanto discriminados dentro de su propio gremio, al lado de paparazzis y demás selva del corazón. Tienen su asociación de la prensa deportiva y todo, pero eso no es más que la máscara que recubre las carencias que padecen. En general bastante incultura, si se puede llamar así a escribir o hablar sin conocer de lo que tratan.
¿Sabes de alguno de esos famosetes periodistas que tenga un título de técnico deportivo del deporte del que hablan a diario? Algunos hay que yo conozco, sí, pero curiosamente son los más sensatos y los menos divos. La mayoría de los chicos de la prensa deportiva andan por ahí muy pagados de sí mismos. Critican a otros profesionales pero no son capaces de aceptar críticas sobre su profesionalidad.
Hace tiempo que dejé de entrar en esas famosas bitácoras de aporreateclas deportivos. A mí por lo menos no me aportaban gran cosa, siempre hablando de lo mismo, una y otra vez de lo mismo… No veo que ese tipo de bitácoras construyan ni me hagan crecer como persona. ¡Qué tedio! ¡Qué ego! ¡Qué pedantería! Recuerdo que había una que las más de las veces la salvaba por la calidad de su pluma y algún contenido interesante, pero indefectiblemente volvía a caer en el mal genérico que padecen todos ellos. Y ahora que te lo comento, volveré a entrar estos días en ella, a ver si ha salido de la mediocridad dominante entre los sesudos analistas futboleros del país que de vez en cuando parece que pretenden redimirse opinando de algún otro deporte en candelero.
Amigo, más que una Aguja hoy manejas un Aguijón. Pero eres muy injusto: hablas sólo de los aporreateclas deportivos, pero ¿dónde dejas a los que se desgañitan ante el micro para cantar las heroicas gestas goleras de nuestros equipazos? ¿Y en qué desván o ataúd relegas a esos señoritingos de las teleles cuando salen encorbatados para hablar de lo de todos los días (pan del Madrid con mantequilla del Barça) o comentar por millonésima la última de la penúltima toma de cuando Ronaldete se cayó en el área y el árbitro se quedó silbando para el tendido del siete?
Sobre el milagro de Raúl, yo me lo creo. ¿Cómo no te vas a esperar una fantástica recuperación del “Señor de los Anillos”, como lo llama alguno de esos destripamicros? La imagen que nos venden sobre Raulito es más o menos como si fuese, a la vez, Padre Coraje, el Cid Campeador, y Correcaminos. Ya sólo faltaba un milagro en la recuperación de su grave lesión para que los creyentes lo suban a los altares -San Raúl Pelotero- y los agnósticos y tal lo dejemos en simplemente “El Señor de los Milagritos”.
Sobre la idea de que se puedan utilizar sustancias prohibidas en las recuperaciones de lesiones graves, siempre que cuando se vuelva al trabajo no queden restos de la fechoría, alguien dirá que es ciencia ficción, pero como el Puñetas también es ficción, pues me lo creo bien creído. En realidad todos estamos dopados hasta las cejas. ¿Y por qué pensar que sólo el dopaje es químico? ¿Por qué no económico, gastronómico o psicológico? ¿Es que acaso el Madrid y el Barça futboleros y baloncestísticos no actúan dopados económicamente respecto al resto de los equipos españoles? ¿No es acaso un poderoso doping el disponer de unos presupuestos diez, veinte o treinta veces más grandes que el resto de los equipos con los que se enfrentan en la liguilla españoloide? ¿Y no es dopaje del bueno concentrar al equipo cada quince días en un Spa, a cuerpo de reyes, mientras que la mayoría de los jugadores contrarios andan peleándose con sus suegras actuales o futuras, corren el riesgo de caerse en la ducha de casa o los masajes musculares se los tienen que dar con Linimento “El tío del bigote”?
Dejo la pregunta en el aire y el que quiera que la conteste. ¿Sólo es doping el tomar sustancias prohibidas de carácter médico-químico? (Si leyera a Tomás Roncero o a Corín Tellado en vez de a los impresentables que leo, estas puñeteras preguntas no me las plantearía, je, je).
Bueno, Juan, por aporreateclas me refiero, genéricamente, también a esos rompetímpanos y secaneuronas. A esos periodistas deportivos les meto en el mismo saco de los “chicos de la prensa deportiva”. La prensa escrita, quizá como decana del otrora respetable gremio de los informadores, engloba en su denominación de prensa tanto a la radio, como a la televisión como a la prensa online (que queda muy “in” decirlo así).
Sobre Raulito no hay mucho más que decir que lo expuesto. Me alegro por el chavalito, pero un viaje a Lourdes hubiera supuesto más rapidez y menos cachondeo para con el personal.
El ideal es que un señor que ha introducido en su organismo productos dopantes no dé positivo cuando compita. Pero si el objetivo no es mejorar sus prestaciones, sino simplemente salir del taller cuanto antes, no habrá problemas con la medición de los tiempos.
Las inyecciones económicas para ganar títulos es en realidad otra forma de hacer trampas, porque no todos parten con las mismas condiciones. A Osasuna le han inyectado dinero público por la chorrada de cambiarle el nombre al estadio. Mañana saldrá alguno diciendo que le pone a la grada sur un nombre santificado en los altares políticos y ya está, otra porrada de pasta gansa pública inyectada a las arcas de la sociedad anónima deportiva en cuestión. Es una vergüenza.
Algún futbolero que por equivocación me pueda estar leyendo ya habrá pensado que vaya tontería eso de que es hacer trampas el conseguir más dinero. Pues sí, ya lo he dicho. No parten todos de iguales condiciones. Que al señor futbolero que me lea no le dé la neurona para más no es problema nuestro, ¿verdad? Y es que para los que el mundo empieza y acaba en esto del fútbol, no pueden saber que en otras ligas más profesionales los equipos parten de condiciones muchos más iguales (ojo, que la igualdad absoluta y matemática ya sabemos que no es posible); entre otras cosas, algo llamado “salary cap” trata de conseguirlo. Donde no existe esa regla, pues la competición está adulterada, que decía el otro. Pero tranquilos, que el “salary cap” no llegará al mundo del fútbol.