El intervenir del Estado: [las consecuencias]
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Correctísimo artículo. Es más, como no se ataje la situación de raíz la cosa degenerará: hay que empezar por las escuelas y por las familias, porque lo que ocurre en los campos sólo es un síntoma del grado de educación de la población. Y hay más de esto que de racismo, seguro.
Por cierto, el día en que alguien decida jorobar al equipo contrario no tiene más que mandar a un grupo de garrulos al estadio del oponente y ponerse todos a proferir gritos simiescos. Les cierran el campo y les bajan a segunda… ¡qué bien, ¿no?!
No se puede castigar a todo un colectivo por la actitud de una minoría.
Jordi “tiene más razón que un santo” (frase hecha que habría que actualizar, pero que por ahora me vale). Vamos, tiene más razón que cien santos juntos. En el tema que tratas estoy por creer que al final no se va a hacer nada por mucha ley que se saquen de la manga. Entre otras cosas porque aquí hay “diarrea legislativa”, o sea, no te irás a dormir cada día, amado politiquillo, sin haber parido una norma legal nueva. Hay tantas que es imposible ejecutarlas todas. Muchas se contradicen y hasta se oponen. Pero, bueno, ahí están para cuando llegue el caso que interesa, poder sacárselas de la manga y arrear con ellas al ciudadano incauto. Eso sí, los abogados hacen su agosto con tanta maraña leguleya y harían todos los meses del año si no fuésemos tan pasotas los ciudadanos en este tema. Afortunadamente.
El caso es que lo de cerrar el campo de un equipo porque unos desgraciaos insulten o lancen botellas de guisqui y cabezas de cochinillo al césped, parece lo más alemental. Al fin y al cabo, aunque los responsables fueran esos garrulos simiescos, quien les ha cobrado la entrada, los ha llevado a un asiento determinado y no ha controlado qué armas portaban ha sido el club y equipo que juega en casa. Pese a ello la posibilidad que afirma Jordi no debe ser desdeñada. Así que deberían aplicarse varias medidas a un tiempo: castigo de los responsables directos, encontrados gracias a las cámaras de video repartidas por todos los rincones, ferreos controles preventivos a la entrada del campo, vuelta a las vallas -si son electrificadas, mejor- que no sé porqué se quitaron si se veía venir que la jauría futbolera cada vez está más despendolada…
En efecto, no se puede castigar a todo un colectivo por la actitud de una minoría, aunque desgraciadamente es lo que ocurre habitualmente: casi todas nuestras incomodidades, miedos y problemas nos los causa una minoría de gentuza. Pero mientras que los clubes y los dirigentes político-deportivos se tomen a cachondeo la violencia futbolera (que se da entre los jugadores, contra los árbitros, entre los aficionados, en mucha prensa y tal…), los primeros responsables deben de ser ellos. A ver si así aprenden un poco…
@ Jordi
Como ya sabemos, es más fácil decir que vas a hacer, y hacer lo fácil, que es cerrar un campo, que ir a las escuelas y ver que el sistema educativo español está deteriorado, y que para ser maestro basta con una carrera media (de medio pelo, vamos).
El futuro del país está en manos de los maestros de hoy. Pero los maestros querrán más sueldo, más días libres, y que los niños vengan educados de casa. El maestro se ha convertido en un funcionario, y la profesión ha perdido su lado vocacional.
Y también es cierto que en casa no hay educación. Pero qué podemos esperar si quien educa a los niños hoy en día es la televisión. Y con la calidad de los debates que se ofrecen no podemos pedir mucho más a nuestros escolares.
En definitiva, es más fácil cerrar un campo (y sales en prensa diciendo que has hecho justicia) que analizar todos los radios de una rueda que vibra hasta el punto de que se va a partir y nos vamos a estrellar.
@ Juan Puñetas
Efectivamente es más fácil castigar a una mayoría que ponerse a trabajar e indagar en quienes forman parte de una minoría. Casualmente, después a esa minoría, que entra en una propiedad privada tirando una valla y amenazando a unos señores con armas, les entrevistan en la radio. Y eso que iban con pasamontañas.
Pues mira, que los periodistas hagan de policía, que supieron identificar a los responsables, y la policía que haga de periodistas, que igual tienen más cosas que decir muchos periolistos.
Y así rulamos por la vida en este país nuestro.