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Si decias que los acontecimientos relatados pertenecen a un texto de realismo mágico, ya sorprendían; pero que hayan sido ciertos ya son cosa de no creer. Otro ejemplo de cuando la realidad supera a la ficción.
Igual que comentas en mi bitácora, te juro, rejuro y requetejuro que la coincidencia en el mismo tema (éste de la cubierta evaporada) sólo obedece al puro azar o, quizás, a los altos designios de San Cucufato, patrón de los imposibles y de todo lo que haga falta. La información de la venta de la cubierta a unos chatarreros me parecía tan excesivamente fantasiosa (por mucho realismo mágico, estimado Leonardo, que le echemos al asunto), que opté por no referirme a ella, pensando que algunos lectores no informados sobre el tema se iban a tomar la cosa como una fantasía locuela del sátiro Puñetas. En fin, que esto es para mear y no echar gota. Ahora, que yo concedía la medalla al mérito al trabajo a esos dos tipos que parece han trasladado la cubierta del solar municipal al suyo con una rapidez, eficacia y discreción que ríete tú del exquisito servicio del Corte Inglés. A ver si publican sus teléfonos porque en una futura mudanza yo los contrataría aunque fuese pagando el doble de lo estipulado en el mercado. ¡Qué tíos tan fantásticos en el país de Pepe Gotera y Otilio!
Aunque, te digo la verdad, el asunto me parece que tiene más agujeros negros que la investigación del 11-M. Le seguiremos la pista si es que no se abate sobre ella la más cerrada noche, como es habitual cuando quedan al aire pompis tan ilustres como los de los políticos.
@ Leonardo
La verdad, amigo Leonardo, que España entera es un país de ficción.
No nos va mal en líneas generales. Pero de vez en cuando cosas como éstas son lo que llamamos “darle una patada al cántaro de leche”, en alusión a una vaca mansa que se deja ordeñar, pero que cuando ya estás terminando te pega una patada al cuenco y te derrama toda la leche.
Y se va viviendo en este tranquilo rincón de Europa.
@ Juan Puñetas
Sí, yo también pienso que el tema es de los de nota. Me da que aquí vamos a asistir a una antología del disparate politiquil.
Pero ya sabes lo que ocurre con el “silencio administrativo”…