Apr 18 2006
Politiqueando el deporte
Escrito por laaguja | Archivado en: Moradofederaciones
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el 18.04.2006 (Tuesday) a las 23:44:58 y está archivado en
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Sin dudas en la guerra, en el amor… y en la política también (casi) todo vale.
Saludos.
@ Leonardo
… y, por lo visto, en el deporte también. Aunque habría que diferenciar la práctica deportiva de la dirección deportiva. Saludos, amigo.
A mí eso de que todo es política, francamente, me repatea, encocora y enerva. Porque me parece que es pasar por blanco lo que es negro. Igual me ocurre con la religión. Se puede hablar, estudiar y tener alguna experiencia relacionada con la transcendencia y no participar en modo alguno de la práctica o visión religiosa al uso. Se llama “política” a demasiadas cosas que no lo son, porque “el gobierno de la polis” no tiene nada que ver -por ejemplo- con la mangancia marbellí, con el asesinato etarrabatasuno, con las fantasías nacionalistas de unos cuantos dirigentes autonómicos que en muchos casos no se representan ni a sí mismos. Las palabras mienten más que hablan (quiero decir, quienes las pronuncian o escriben). Hay partidos de fútbol donde el fútbol no se ve por ninguna parte. ¡Pues eso será un partido de antifútbol o de peloteo, pero no de fútbol…, salvo que admitamos que fútbol es simplemente darle patadas a una pelota entre 22 tíos, con un trío arbitral estorbando! Hay mujeres bellas que sólo lo son mientras no se quitan el maquillaje y las prótesis. ¡Sólo serán guapetonas -digo yo- a tiempo parcial! No veas la de señores inteligentísimos con cuatro carreras a los que escuchas un juicio y piensas que tu mascota razona mejor que ellos, y sin pasar por la Complutense y Oxford. (Sus carreras más que de estudios parecen que fueran “pedestres”). Ejemplos de ser lo que no se es -y viceversa- no pueden pasar la criba del realismo más real y de la verdad más verdadera. Sabio fue Leonardo Da Vinci, pero Luis Aragonés…
Para no enrollarme, quiero decir que aceptada una definición de la cosa o de las cosas, todo aquello que no se acerque a dicha definición debe catalogarse de otro modo pero no del definido. Así que no por constituirse en Junta Directiva, un grupo de federativos son directivos. Ni por formar un coro ya tenemos a un grupo de gente que hace música. Si lo hacen bien la harán y si no, lo suyo será berrear, ladrar o rebuznar. Así que políticos (del deporte y de los otros) hay muy poquitos. Para serlo realmente hay que saber hacer política (tal como se entiende etimológica y con el diccionario en la mano) y no como la mayoría de los cagamandurrias que soportamos, que no gobiernan ni en su propia casa ni en su propio partido, pues siempre son unos “mandados”. ¿Cómo van a gobernar en el país, cortijo o villorrio unos tipos que sólo saben obedecer? Serán, a lo sumo, unos correveidiles, una correa de transmisión o unos pasapalabra. Comprendo que es verigüel discutible lo que expreso tan alocadamente a estas altas horas de la noche (pero sin alcohol, ojo, que no bebo), debido quizás a que me acojo a una carga excesiva de subjetividad en la definición de las cosas y del diccionario, pero soy tan torpe que prefiero errar con una idea propia a hacerlo con una colectiva asumida socialmente con la facilidad con que se bebe un vaso de agua. Sobre todo, porque en la colectiva el errar propio se suele escribir casi siempre con h y al Puñetas no le gusta escribir con faltas de ortografía.
Como bien sabes el DRAE es mi aliado en esta empresa de ir escribiendo mis cosas. Pero sí es cierto que esta vez he forzado una definición que me encajaba como anillo al dedo para este artículo.
Se trata de la quinta acepción del término “política” que aparece en Internet como redacción propuesta para incluirse en la próxima edición.
Ya sabemos que el vulgo siempre camina por delante de los señores académicos (cómo me duele todavía que acabaran aceptando el esdrújulo “élite” cuando el llano “elite” expresa una mayor consistencia). Oímos a diario expresiones como “política de empresa” o “política de clientes”.
Pero no yerras (o no erras, que también se acepta) nada cuando dices que una reunión de personas para cantar no hacen un coro y menos aún música.
Estos directivillos deportivos, muchos de los cuales pisaron un gimnasio por última vez en el instituto (y lo hicieron obligados) sólo piensan en cómo medrar ellos mismos desde su tribuna federativa.
Los hay que trabajan, sí señor, pero siempre en beneficio propio, o arrimando ya el ascua a la que va a ser su sardina. Politiquear, politiquean. Pero dirigir, organizar y gobernar, eso ya es harina de otro costal. Y llegado el periodo pre-electoral, ya ves que se tratan unos a otros sin deportividad alguna.
Nunca les han preocupado los deportistas, y si para muestra vale un botón, ahí están las quejas de muchos, muchos deportistas de elite (llano). Parafraseando a aquellos insignes señores: “todo por el deporte y para el deporte, pero sin el deportista”.