Jun 20 2006
El deporte está alienado
Escrito por laaguja | Archivado en: Magentareflexiones | los medias | espectaculo deportivo
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el 20.06.2006 (Tuesday) a las 01:42:54 y está archivado en
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Andrés Montés se refería a que en la mayoria de ocasiones el jugador finge la lesión para así parar el ataque del equipo contrario. Que puede tratarse de una lesión medular, cerebral o cardiaca es algo muy improbable y si los médicos están atentos se darian cuenta enseguida de la gravedad y saltarían al campo sin esperar que el arbitro les de permiso.
@ hughes
Creo que el reglamento no autoriza la entrada de nadie en el terreno de juego sin que el encuentre esté detenido. Bien podría cambiarse el reglamento para, como muy bien apuntas, dada la supuesta gravedad de una lesión irrumpir en el campo a fin de que no se pierda un tiempo que puede ser vital.
Dudo mucho de que un médico, desde la distancia, alcance a ver, primero la autenticidad, y segundo la gravedad de una lesión. Interrumpir el juego podría dar ventaja a uno de los equipos, y dado el cariz crematístico de lo que a veces está en juego no creo que un galeno se lance a esta aventura. Debería ser algo muy muy evidente. Pero si fuera así de evidente, los mismos jugadores reaccionarían ante la gravedad.
Pensemos que en boxeo el médico tiene atribuciones para parar la pelea. Y en muy contadas ocasiones interviene “de oficio”. Y eso que la distancia que puede haber hasta el herido es menor que en un estadio, a efectos de apreciación.
También apuntas lo improbable de una lesión medular (quizá debí escribir cervical…), cerebral o cardiaca.
En relación a las dos primeras lesiones —cervical o cerebral— todos los días se producen k.o. en los terrenos de juego, bien en entrenamientos bien en competición. No pensemos sólo en las atenciones de las que gozan los profesionales en un mundial. Pensemos en el fútbol regional, juvenil e incluso escolar.
En cuanto a la lesión cardiaca recordemos que en la última Copa de África hubo una con resultado de muerte. Y se trataba de un deportista de elite.
Yo creo que la seguridad de las personas debe de estar por encima del dinero, y un gesto de humanidad es obligatorio.
Ahora bien, es cierto que a veces se fingen lesiones. Y por haberse convertido esta pantomima en algo habitual, al fútbol le puede pasar como al pastor del cuento, que al final llegó el lobo y le comió las ovejas.
Pero no puedo justificar al comentarista que criticó —claramente a mi entender— el gesto deportivo de echar el balón fuera. De ahí la réplica de Salinas, quien tuvo más sensatez en sus afirmaciones, como deportista que es. El señor Montes —como todos los periodistas deportivos— vive gracias al deporte, pero nada más. Y deben ser muy poquitos los periodistas deportivos que lo han practicado en serio. Luego les falta esa sensibilidad que da el haber vivenciado los hechos que narran.
Éstas son al menos mis apreciaciones. Lamento no coincidir contigo en los matices que me haces. Agradezco mucho tu opinión. A ver si os vais animando y hacemos un pequeño foro en cada artículo.
A mí también me pareció que Montes se refería al gesto de echar la pelota fuera. Y me pareció notar que Salinas quedó algo desorientado con la afirmación de Montes, como que no se la esperaba. Pero lo cierto es que Montes no daba el brazo a torcer.
Fue una lástima que los lances del juego les apartaran de la discusión. Me gustaría saber en qué hubiera parado todo.
Un deporte al que se le eliminen los gestos deportivos es algo desnaturalizado. Alienado dices tú, y creo que la palabra está bien elegida según la segunda definición que das del DRAE.
Pero ya se ha comentado aquí más veces. El deporte profesional camina por unos derroteros diferentes al deporte clásico. Quizá tuvieras razón cuando en su día dijiste que acabaría habiendo dos deportes, el profesional y el aficionado, separados por barreras infranqueables.
Lo importante es el circo y el espectáculo. Que el león se comía al tipo que había sobre la arena, otro nuevo y santas pascuas. Qué importa que un futbolero esté tirado en el campo. ¡Hay muchos! A menudo, cuando surgen situaciones de estas, me fijo en el careto de los entrenadores cuando las cámaras pasean por allá. ¿Están tristes, preocupados por si el jugador ha perdido una pierna o el bazo? Yo sólo veo una mirada impasible, concentrada en lo que importa, dando instrucciones sobre el partido aprovechando el parón y preparando el relevo a todo meter. Ni un segundo con un jugador de menos. Es más, muchos ni siquieran echan un ojo a la camilla cuando pasa por allí camino de los vestuarios. Para eso estará el médico y la Cruz Roja, ¿no? Y es que la deportividad debería empezar en la propia casa. Luego, cuando el circo acaba la función, si la cosa se dio mal salen diciendo ante las cámaras que si la lesión tal o cual…
@ contrapunto
Pues sí que parece que el deporte profesional camina por otra senda. ¿Acabará imponiéndose lo profesional a lo deportivo?
El dopaje, la deportividad… Será interesante volver a esta pequeña lista que parece que comienza a crearse. Sí que puede ser que al final sean más las diferencias que las semejanzas. De hecho, el profesionalismo deportivo también debería tener un trato diferente por parte de la Administración.
No acabamos de entender que el deporte profesional son empresas que deben pagar religiosamente al fisco. Y ahí tenemos la deuda del fútbol con Hacienda…
@ Juan Puñetas
Cierto es también que el deporte profesional de hoy día se está deshumanizando. Se observa un endurecimiento de la persona —del ser humano, en definitiva— que tal vez esté motivado por las exigencias de los resultados. Éste es otro punto a añadir a mi contestación de arriba. Pero me temo que este factor se esté ya trasladando al deporte aficionado.