Oct 20 2006
Drogas deportivas
Escrito por laaguja | Archivado en: Azuldopaje | salud
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el 20.10.2006 (Friday) a las 01:16:54 y está archivado en
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Es cierto que parece haber un interés particular en velar todo el asunto dopaje con la oscura manta de la insalubridad. Pero apenas hay datos sobre los daños que el dopaje puede ocasionar.
Ya apuntabas hace un tiempo que podrían crearse dos vías deportivas, la del profesional al que se le permite doparse (con sus límites) al igual que se dopa un artista o se dopa un opositor, y la del deporte aficionado en la que no se permitiría ningún tipo de dopaje.
Pero claro, eso supondría un doble esfuerzo por parte de los Estados. Lo que no entiendo es quién les ha dado vela en el asunto del dopaje a los Estados. ¿Hacen controles antidrogas a los cantantes antes de subir a un escenario? ¿Hacen controles antidopaje a todo el que aprueba unas oposiciones para bombero o funcionario de prisiones? La ley debe ser igual para todos.
Dices que “la ley debe ser igual para todos”, y por supuesto estamos de acuerdo.
Pero ocurre que en el mundo del deporte los políticos europeos se han empeñado en salpicarlo con leyes especiales.
Creo que si existe una ley aplicable en el ámbito profesional, esa ley debe aplicarse con todo su rigor en el ámbito del deporte profesional.
¿Por qué los Estados no se inmiscuyen en el asunto de las modelos con imagen anoréxica? Al final serán las propias pasarelas quienes depuren los códigos a seguir.
¿Por qué no dejan que sea el deporte profesional quien depure sus propios códigos de conducta? ¿Quizá ansias de protagonismo, como percibimos con claridad en nuestro Lissavetzky?
Relataba hace unas fechas el turbio asunto vivido en el mundo de las traineras. La situación está en vías de solución. Solución que referiré en su día, pero que —avanzo— se están encargando los propios afectados de poner en práctica.
Si algo sobra en el mundo del deporte son los políticos. Por favor, señores políticos, abandonen esta nave que no les pertenece y déjennos en paz.
Jo, está uno fuera un par de días y cuando regresa se encuentra con que tienes tres nuevos retoños: este y los dos siguientes. ¡Menuda fertilidad! Y ahora, fuera de gilipolleces, al grano. ¿Recuerdais que el aceite de oliva era malo, aumentaba el colesterol y tal? Después nos dijeron que es sanísimo. La mantequilla, igual. Horrible, grasosa… Mejor la margarina. Bueno, pues los doctores que tiene la santa madre ciencia tienen claro ahora (mejor dicho, por ahora) que donde se ponga la mantequilla que se quite la margarina hidrogenada y desvitalizada. ¿En qué quedamos? ¿Y los huevos, que antes eran un enemigo público y ahora se permite casi uno diario?
Con esto quiero llegar a que lo mismo pasa con lo que hoy se considera drogas y dopaje. Mañana lo prohibido puede ser aceptado y viceversa. Al final, como señalas muy bien, debería ser el propio deporte profesional el que elabore su propio código de conducta, asumiendo la responsabilidad consiguiente tanto sus dirigentes como sus practicantes. Para mí que, a diferencia del tabaco, el alcohol, la televisión y otras drogas duras, los gobiernos y los politicuchos no sacan un duro de las sustancias consideradas dopantes y por eso no las autorizan y sí las persiguen en los deportistas. Dadle la posibilidad de que se lleven el 3 % de las ventas y verás qué pronto cambian de opinión…
La verdad es que me aburría… o que se me estaba llenando la freidora de artículos y los que estaban listos corrían el riesgo de revenirse, jaja.
Bueno, mi línea de argumento es que los políticos se están entrometiendo en el asunto del deporte porque concita la atención del público y por ende de los medios de comunicación (o/y viceversa). ¿Habéis notado que apenas se habla de proyectos para erradicar el dopaje del deporte aficionado?
¿Alguien piensa que un deportista llega a profesional y le ponen los esteroides delante el primer día? Pues no; ya vienen dopándose desde el deporte aficionado. De no ser así, tal vez el atleta en cuestión no habría destacado. Hablo de deportes bien pagados.
En los deportes desheredados no tiene sentido chutarse si no hay recompensa. Y el que se dopa pues gana y se acabó. Y a otra cosa mariposa.
Luego habría que atajar el dopaje en el deporte aficionado. Pero ahí ni hay patrocinios fuertes, ni hay medios de comunicación, ni hay interés mediático, por lo que el político rehúsa meterse en ese charco.
Un paradoja que podría darse, de continuar por esta línea de “tolerancia cero”, es que los atletas aficionados que están a punto de dar el salto al deporte profesional tengan mejor performance que los profesionales. O dicho de otro modo, que las marcas de los profesionales sean menores que las que tenían cuando estaban en la categoría amateur.
Con la gasolina normal y corriente, por muy cara que esté, no se consigue el mismo octanaje que con la de los fórmula de Alonso y compañía. Está claro.