Nov 10 2006
Con mi dinero no
Escrito por laaguja | Archivado en: Rojoolimpismo | historia
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el 10.11.2006 (Friday) a las 00:42:15 y está archivado en
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Nunca he visto con agrado toda la parafernalia que se organiza con los Juegos Olímpicos. Demasiada pompa para pegarse cuatro carreras.
Y los costes los asumen las Administraciones. El dinero que aportan las casas comerciales y las televisiones acaba en manos de los ricachones del COI y de las federaciones internacionales.
No tengo claro que de todo ese despliegue llegue ni un solo céntimo para el deporte base de ningún país.
Todo lo que te dicen es que este evento supone una gran promoción.
La promoción se la dan al pueblo que come mortadela mientras que el dinero se lo quedan los potentados que comen langosta.
Sí, a mí también me molesta que nos den churros diciendo que son porras.
Lo que quiero decir es que si quieren hacer los JJOO los van a hacer. Pero que se dejen del cachondeo de engatusarnos con milongas filantrópicas y altruistas.
Que se quiten las máscaras, que todo esto del COI es un negocio. Y muy bien montado.
A mí tampoco me convence esta historia de las olimpiadas. Es como cuando te llegan esos invitados indeseables que todos tememos.
Llegan con mucha pompa y mucha gaita. Hay que darles de todo lo que te piden. Y cuando se marchan dejándote la casa hecha unos zorros, encima tienes que darles las gracias por la visita.
Y no sabes cómo me revienta la pleitesía y la servidumbre con la que todo el mundo se comporta con este negocio de las olimpiadas, como si nadie quisiera darse cuenta de que no son más que transacciones económicas. Hay demasiada hipocresía en todo ello.
Aparecen como si fueran grandes benefactores de la Humanidad, cuando en realidad se lucran de todo lo que hacen. Si no le sacaran un rendimiento crematístico, simplemente no lo harían.
Hay que desconfiar de cuanto dicen. Todo son apariencias y buenos modales y falsas modestias, cuando en realidad buscan el dinero.
A ver si dejamos ya de engañarnos a nosotros mismos.
Y sí, a mí también me revienta que la gente del pueblo se coma esos churros diciendo que son porras cuando saben muy bien que son churros.
Si seguimos aparentando ignorancia, candidez o/y estupidez les estamos alentando a que nos sigan dando gato por liebre.
Lo que pasa es que, a lo mejor, si se rompen las formas, todo ese candor estúpido que reúnen los JJOO se va al garete. Pero no deberían preoparse por ello, puesto que hay muchos intereses en juego y el invento ya está bien cimentado.
Una mentira colectiva más, como la de los reyes magos y los regalos de los niños.
Acabas de hacer, en un folio, una historia del olimpismo. Una historia más real que el bocata de jamón que me estoy comiendo en estos momentos y que me sabe a gloria después de un día de ayuno (voluntario, ojo). Una historia hasta ayer mismo, hasta ese NO a la Olimpiada de Madrid de hace no mucho pero que nuestros politicuchos (siempre enfrascados en el ladrillo, los grandes fastos y el desprecio hacia lo cotidiano) se encargarán de trocar en un SI dentro de unos años. Una sinvergonzonería más.
La historia auténtica no es la que se puede leer en los libros bonitos y en las enciclopedias lujosas.
Los hechos reales no aparecen en los libros bien encuadernados.
Pero los humanos gustamos de los cuentos, las fábulas y las mentiras piadosas. ¿Por qué vamos a dejar que la realidad estropee una buena historia, aunque sea falsa…?
Soy de los que piensan que engañarse uno mismo nunca es una buena receta.
Y si el señor Pierre de Frédy, barón de Coubertin, era misógino y no aceptaba que la mujer practicara deporte, pues hay que decirlo, alto y claro.
Y si era elitista y pretendía que sólo participaran en sus olimpiadas deportistas amateur, es decir, sólo aquellos que no tenían necesidad de trabajar para poder vivir —aquellos que no tenían que ganarse el pan de cada día con el trabajo de sus manos—, pues hay que decirlo, alto y fuerte.
Quizá entonces sea un personaje un tanto más entrañable y menos artificial. Humano e interesado en el vil metal.
Una vez oí que el mundo lo mueven tres cosas: sexo, dinero y estatus. Y el primero y el tercero suelen conseguirse con el segundo.
Todo responde a intereses materiales no hay forma de detener esta ola en este mundo impregnado por la guerra de poderes.
Saludos a todos,
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Sí, Javier Corrales; has captado plenamente el mensaje.
Mi lamento es que para alcanzar esos intereses nos engañan como si fuéramos escolares. Y lo que es peor, muchos colaboramos en el engaño tragándonos ese cebo.
Fuera máscaras, y quien venga a hacer negocio, que lo diga. Que es lícito ganar dinero. Un saludo.
Ah me olvidaba, podeis entrar a mi web y ver a que nos dedicamos.
Saludos de nuevo.
Javier.