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Los alcaldes que mencionas (o sea, todos, porque si no es un polideportivo es un puerto para yates o un museo de los horrores y errores) son como Jesucristo: les das cuatro panes y cuatro peces (los consabidos impuestos) y hacen virguerías, dando de comer al hambriento y de beber al sediento. ¡Y encima, a muchos, les sobra dinero para hacerse un chalecito propio! ¿Tienen poderes sobrenaturales o lo suyo es el timo del tocomocho? Pues me temo que la cosa es muy sencilla: recalifico unos terrenillos, me sueltas la manteca por permitirte elevar tres rascacielos en veinte metros cuadrados, se hacen tropecientos aparcamientos subterráneos en la plaza del pueblo para que se llenen los días de feria y ecétera, ecétera… El suelo es caro, la comisión es cara, la guita que se llevan los constructores está acorde a su alto rango y mientras la cosa aguante, a vivir que son dos días. Más o menos como el Betis (mi parida de hoy) o lo de la extinta URSS. En dos días se va todo al carajo, aunque los topos y conejos llevaban horadando el subsuelo desde hacía lustros. Espérate que empiecen a caerse los palos del sombrajo y verás un bello espectáculo. Lo malo es que hasta los que no tenemos nada que ver con ésto, lo pagaremos bien pagado. Y si no, al tiempo…
El filón que han encontrado los alcaldes sin escrúpulos —estoy convencido de que en alguna parte tiene que haber políticos honrados— parece que empieza a tocar fin.
Pero como siempre en nuestro país han de coincidir en el tiempo tres o cuatro noticias bomba sobre el mismo particular para que los poderes públicos empiecen a pensar en que tal vez sea necesario poner remedio —ya ves que te lo fío largo.
Tenemos además del caso de Marbella ese otro de “el Pocero” y otro más en Santoña (Cantabria), si no recuerdo mal.
Además otros muchos por ahí que aún no son de conocimiento popular. Pero ya empieza a haber concejales de urbanismo imputados en… dejémoslo en errores.
Con tal de ponerse la medallita son capaces de inaugurar el primer astropuerto del planeta, aunque después esté los próximos cien años sin actividad. La cosa es inaugurar lo que sea, que después ya veremos.
Foto y anuncio de partida presupuestaria, foto y anuncio de la subvención de la Administración autonómica (del mismo signo político), foto y cartelito de obras, foto y primera piedra, foto y visita a las obras, otra foto con motivo de otra visita, foto e inauguración. Eso sí, no les llames cuando empiecen las goteras y el deterioro de la instalación.
¿Ahorro? Pero qué dices…
Tienes que hablar también de todas esas empresas de amigos del alcalde (o de amigos de los amigos) que prestan servicios al ayuntamiento. En el mundo del deporte se dan también esas empresas. Sí que realizan el servicio o la obra, pero son favores que se devuelven de alguna manera oscura o poco transparente. Es el sistema el que no funciona, o que no dejan que funcione con todas estas trampas.