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Buenas aguja. Tengo que comunicarle mi humilde opinión de que sus últimos articulos en esta bitacora de la que soy asiduo han disminuido de calidad.
Un saludo, atentamente un asiduo lector esperando temas de calidad
Agradezco tu sinceridad aunque no estoy seguro de entender lo que me quieres decir con “temas de calidad”.
No siempre uno tiene ganas de escribir sobre temas de actualidad. También es necesario (para la psique de uno me refiero) abordar temas de fondo. Quizá eso sea a lo que te refieres, que el tema abordado sea un fárrago.
Consciente de ello he intentado hacer un articulillo ameno. Pero veo que no lo he conseguido a juzgar por tu crítica y por las votaciones (en este momento dos puntos de media en 3 votos).
Me gustaría saber si la falta de calidad la has notado en el contenido (el tema) o en el continente (el escrito).
Creo que el tema elegido era interesante: la comparecencia del Ministro del Interior en la Cámara Alta para hablar de un feo aspecto que salpica al deporte.
Este artículo sigue fiel al estilo ácido de la bitácora (sí, reconozco que éste no me ha salido cáustico); se hacen críticas, algunas bastante serias. Se señala al Gobierno como inefectivo —y por ende ineficiente— en el asunto de la violencia en los estadios.
También me tiro una flor (uno tiene su vanidad, ¿sabes?) con el tema del coste de la seguridad en los espectáculos públicos. El artículo que me auto-enlazo lo escribí en junio de 2005 (abundando en el tema posteriormente). Que ya ha llovido como para que ahora nos vengan con eso de que han tenido una genial idea.
Se hacen también algunos guiños cómplices a quienes llevan leyendo esta bitácora al menos un par de años. Me refiero a que se acaricia alguna crítica mordaz al estamento político que ya viene de atrás. Y se deja alguna broma que entenderá quien haya leído el texto propuesto.
Y algo que pretendía era acercaros el Senado a vuestras casas. Que sí, que ya sé que nadie tiene entre sus favoritos la página del Senado y sus Diarios de Sesiones (yo tampoco, que conste, jaja).
Pero me pareció interesante mostrar que lo que se dice en los hemiciclos parlamentarios es inteligible por cualquiera de nosotros. Que sus señorías tienen sus caprichitos y sus cositas, como las tenemos todos. Pero que no usan una jerga infumable para el resto de mortales (eso dejémoslo para los jueces).
Lo que no he conseguido es quedarme sobre las 600 palabras, y tal vez por eso te pueda haber parecido éste un artículo de mucha pluma y poco pollo. Continúa dando tu opinión en esta bitácora, pero que sea siempre tan sincera como la de hoy.
Me ha gustado eso de diferenciar la violencia en las gradas de la violencia en la cancha. La verdad es que se deben tener en cuenta las diferencias. Los de abajo están perfectamente identificados mientras que los que pagan se esconden en la masa para cometer sus fechorías. También pienso como tú en lo relativo a la designación de partido de alto riesgo. Eso no es prevención. Eso entra dentro del operativo de seguridad.
Una comparecencia rutinaria, sin más historia que la del mero trámite. Nos quedamos sin saber qué va a hacer el Gobierno para evitar la violencia en los estadios. Nos dicen que una ley. Una ley más. Hace poco tiempo ya se habló aquí de lo innecesario de una ley específica para proteger la salud en el mundo del deporte.
Vamos a tener una ley para la violencia en los espectáculos públicos, otra para la violencia doméstica, otra para la violencia en los centros escolares, otra para la violencia en las calles…. Y venga leyes que lo único que hacen es delimitar las competencias administrativas y sancionadoras.
De prevención, tururú. Estoy contigo: la inversión en educación de la población (educar en el sentido de corregir comportamientos sociales) es más larga pero sus frutos serán más duraderos. Pero esos resultados no se verán en un plazo de cuatro años, por lo que a ningún político le interesa.
Si se van a limitar a sancionar duramente (cosa que se cumplirá según qué casos) los actos de violencia en los estadios a la espera de que la acción cohercitiva de la Administración surta efecto, me parecen que van dados.
Se hablaba en los comentarios del artículo pasado que había que ser firme en las resoluciones sancionadoras contra los deportistas violentos, a imagen de lo que ya se está haciendo contra el dopaje.
Eso está bien en cuanto a los deportistas. Un tipo que se ve apartado dos años de cualquier tipo de competición por propinarle un puñetazo a otro como hizo el bestia éste de David Navarro tendría una sanción apropiada.
Pero pensemos que hay gente que sigue siendo apartada de la competición por dos años, lo que significa que aún así los deportistas siguen dopándose, lo que no hace más que darme la razón en cuanto a que esa no es la solución.
Pero que le prohíban a un fulano acceder durante dos años a los estadios de fútbol me parece una memez. Por eso digo que son dos situaciones diferentes y como tal han de ser tratadas.
Ya hay leyes contra la violencia. Qué más da que se den en el estadio o en el hogar. Se hacen las modificaciones puntuales si se quieren agravar las penas sobre violencia doméstica y no hace falta legislar de nuevo.
Hay que ir a los colegios e institutos y educar cívicamente a la población escolar.
“En la temporada 2005-2006, en relación con la liga de primera y segunda división A, se movilizaron los siguientes efectivos de seguridad: 34.082 vigilantes de seguridad; 21.980 miembros del Cuerpo Nacional de Policía; 751 de la Guardia Civil; 5.798 policías autonómicos y 9.669 policías locales. Verdaderamente es un esfuerzo de seguridad espectacular”. (Palabras de don Alfredito, ministro del Interior, lo único interesante de su intervención en el Senado).
Pongo la cita textual para señalar el dineral que nos cuesta el fútbol privado a todos, sólo en cuestión de seguridad pública en primera y segunda división. Los jugadores cobran millonadas, los directivos salen en las teleles y no se mueren de hambre, pero los ciudadanos del montón soltamos la mosca de nuestros impuestos pagando a tanta policía, por no hablar de que mientras está en los encuentros no está en la calle cuidando de nuestra seguridad. Me “encanta” que todos colaboremos pagando la seguridad que deberían pagar en su totalidad esas empresas o entidades privadísimas llamadas clubes de fútbol.
Claro que todavía podrían sacar más tajada y aquí, en rigurosa exclusiva planetaria, la brindo: que en la declaración de la renta pongan una casilla junto a la de la Iglesia católica, pidiendo la asignación tributaria para la bella causa del fútbolín. Ya puestos a sacarnos los cuartos, que al menos lo hagan con luces y taquígrafos.
Cuando dices que si están en los alrededores de los estadios no nos están vigilando: es por eso que digo que a todos esos efectivos los tienen que haber pagado con horas extraordinarias. No concibo que se abandone la seguridad ciudadana en beneficio del fútbol.
Y claro que van a sacar más tajada. ¿Recuerdas aquel artículo mío sobre el Informe Arnaut? Eso es lo que está buscando la UEFA de la Unión Europea y de cada uno de sus países miembros. La gratuidad de sus competiciones privadas y profesionales, más después que les paguemos por su labor de promoción del fútbol base.
¡Tócate los pies! Algo que hacen porque les interesa de cara a mantener su circo (léase deporte espectáculo) nos lo van a colar —con la aquiescencia de los poderes públicos— como colaboración en pro de los valores humanos y de los derechos de la infancia.
Aquí en Argentina el problema de la violencia en el fútbol parece un problema imposible de erradicar. Miles de factores se conjugan para convertir, a veces, las canchas en sitios donde la gente arroja sus miserias más irracionales. Son las mismas personas que de lunes a viernes visten de saco y corbata para ir a la oficina. Pareciera ser que algunas cosas se permiten en un escenario y en otro no.
Dudo que esto se termine en un corto plazo. Y eso me apena mucho, porque amo al fútbol.
Saludos!
Yo también dudo de que la situación termine en un corto plazo de tiempo. Pero estoy seguro de que no es imposible de erradicar.
Los poderes públicos, que han consentido este deterioro, tienen mucho trabajo por delante. Pero el mundo del fútbol, que ha promovido y se ha beneficiado del deterioro del espectáculo, ha de mover ficha.
Lo que ocurre es que la cuenta de beneficios de los dirigentes del fútbol se verá sensiblemente reducida.
En el próximo artículo tengo previsto disertar precisamente sobre esto. Te espero.