May 25 2007
Juego versus deporte
Escrito por laaguja | Archivado en: Turquesainfraestructura deportiva | deporte base
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el 25.05.2007 (Friday) a las 23:59:44 y está archivado en
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La verdad es que de todo deporte en unos juegos se espera que gane tanto un equipo como otro. Sería una cosa absurda que hubiera una competición y ninguno de los contrincantes resultara vencedor.
Si existiese esta teoría sería una cosa absurda y no llamaría la atención de nadie ya que la gente acudiria a un espectaculo deportivo para ver por ejemplo jugar a dos equipos de futbol y lo único que harían sería pegar patadas los jugadores a un balón sin ningún sentido, ya que total no habría ganador. Yo creo que si llevaramos a cabo esta teoría estariamos acabando con la esencía del deporte.
Esta claro que unos juegos sirven para potenciar las relaciones entre diversas regiones y nacionalidades y no creo que por ello ese espiritú deportivo sea relegado a un segundo plano.
Con este articulo que nos expones esta semana, recuerdo dos anteriores que públicaste en esta bitacora, el primero es el de que las aficiones de muchos deportes se comportan como una tribu y despues me viene a la memoria el de la competividad en edad escolar.
Vuelvo a decir como ya dije en el articulo referente a las tribus de los deportes que el tema de los juegos se remonta a la antiguedad. Primero los juegos olimpicos nos remontariamos a la edad helenica en la antigua Grecia y despues en los deportes tipo fútbol, rugby etc y en particular en la formula 1 nos tendriamos que remontar a la epoca del Imperio Romano.
Tengo que señalar que porque a un evento deportivo se le llame juegos no solamente tienen porque tener exlusivamente cavida los deportes-juego como el fútbol, basket, rugby, balonmano etc sino que tambien pueden estar otros indivuduales como el ciclismo, atletismo, piraguismo, karate etc.
Tambien tengo que señalar que si quitasemos a los deportes que no se podrían considerar como juegos quitariamos a un deporte que en teoria es la esencía de los juegos ya desde la anitgua Grecia. Ese deporte es el atletismo con todas sus variantes y creo que es el deporte pionero en los juegos ya que todos los demás son modernidades añadidas en esta epoca contemporanea.
O no me has entendido o no me he sabido yo explicar, o ambas cosas a la vez, que también es posible (aquí es donde yo suelo aplicar mi o/y para hacer un “o inclusivo”).
Cuando vas a ver un espectáculo (una película, una obra de teatro, un espectáculo circense) hay un desenlace previsto. Pudiera darse un imprevisto, aunque casi con seguridad no sería deseable.
Cuando acudes a presenciar un espectáculo deportivo generalmente el desenlace es imprevisto (esa es la esencia del deporte, lo imprevisto del resultado).
Es posible acudir a un espectáculo deportivo y que el desenlace esté previsto, como por ejemplo si vas a ver a los Globetrotters, o un concurso de mates, o una exhibición de motociclismo acrobático. Fuera de esto, la competición asegura el componente de imprevisibilidad (lo contrario sería un fraude).
En el juego también existe ese componente de imprevisibilidad. Si acudes a ver un partido de fútbol entre dos equipos que no se jueguen nada va a haber un ganador y un no-ganador (a menos que finalice en empate). Lo mismo ocurre si presencias un partido de tenis. Y no por eso el espectáculo deportivo tiene que ser menor.
Dicho lo cual, está claro que en el deporte profesional, en el deporte de elite y en el espectáculo deportivo (que son esferas que comparten muchas cosas en común aunque mantienen elementos diferenciadores) una competición garantiza el componente de imprevisibilidad necesario para hacer atractivo el evento.
Pero yo estoy hablando de deporte base (puedes repasar el antepenúltimo párrafo del artículo).
Y hablo de los Juegos autonómicos, donde el único objetivo es ganar. Después nos venden a los padres las bondades del deporte, que las tiene. Pero esas bondades del deporte no se dan en el deporte-competición, sino en el deporte-juego.
No me parece a mí que la derrota de una selección nacional a manos de otra sirva para aumentar los lazos fraternales entre ambos países precisamente, y menos con la que está cayendo (y de lo que hablaré el viernes).
Sobre el deporte en la Grecia clásica creo que no es tan sencillo como propones. Es un error que cometemos todos tratar de juzgar algo que ha ocurrido en el pasado con la mentalidad actual. No tengo tan claro que en la Grecia clásica hubiera conciencia de estar practicando un deporte en el sentido que hoy en día entendemos.
Por ejemplo, el componente religioso estaba presente en la convocatoria de los Juegos, cosa que hoy día sería ridículo. Por ejemplo, el valor que hoy tiene la vida no es el mismo que tenían en aquella época. Sólo así nos podemos explicar que en el pancracio lucharan con cestos, quedando muchos competidores deformados y mutilados.
Yo no he dicho en ningún momento que deberían separarse los “deportes puros” de los juegos deportivos. Sólo he dicho que los gestores de lo público no tienen clara esa diferencia a la hora de diseñar estrategias educativas basadas en el deporte.
Si tuvieran más presente la diferencia entre ambas visiones del deporte quizá no tendríamos clonados los parámetros del deporte adulto en el deporte base. Y quizá la formación de los chiquillos sería más sana. Y sólo digo “quizá”.
Más que un artículo esto podría ser un micro-ensayo. Veo que has iniciado una serie de artículos en los que vas dando pautas sobre cómo afrontar el futuro del deporte base.
Pero, independientemente del auditorio que puedas tener, no están las estrellas en sintonía como para hacerte caso.
Quiero decir, que quienes han de mover el culo para realizar cambios en el deporte base no están por la labor. Mucho han de cambiar los tiempos para que podamos llegar a esta otra realidad que propones.
Aunque desde luego que estas alternativas tienen un carácter más social y menos agresivo que la sempiterna propuesta del deporte competitivo. Esperemos que alguien con responsabilidades te oiga (te lea).
Pues sí, desde que vi que ninguno de los tres partido mayoritarios ha hecho ninguna propuesta acertada para el deporte municipal, que debe entroncar con el deporte base, el deporte escolar y el deporte para todos.
Cierto que esto que digo puede sonar a futuro-ficción (el futuro siempre es ficción, ¿verdad?) y que mucho queda por andar para desintoxicar el deporte base de la imitación que hace del deporte profesional.
También espero no estar dando voces en el desierto. De ahí la mariposa que aparece desde hace un tiempo junto al título de todos los artículos en la página propia de cada uno de ellos, haciendo alusión al efecto mariposa.
Pero, aunque no fuera así, no hay que olvidar que sólo escribo para mí (y para un puñadito de incondicionales que sois). No escribo para grandes audiencias, ni para subir puestos en ranking bitacoril alguno, ni para concursos blogueros con mayor o menor aceptación. Tengo muy claro que estas fruslerías no me interesan más allá de lo meramente anecdótico (como son la cantidad de visitas y el origen de las mismas, por ejemplo).
Voy a desbarrar un poco (como casi siempre): ya no hay niños.
Se acabaron, no existen, niet, ná de ná. Existen consumidores de 3 a 12 años; gente de estas edades encantadísimos de estar en las aburridas escuelas de los adultos porque fuera de ellas hace mucho frío; gente de estas edades que ya no sabe jugar como los antiguos niños (juegan a lo mismo que sus mayores); que viste como sus mayores; que está tan aburrida como sus papaítos y tíos. Vamos, que eso de la infancia sólo existe ya en los manuales de psicología y en alguna rama de la medicina.
No hay películas infantiles y si las venden como tales es por puro marketing. Ni música. Hacen vida de adultos, trabajan más que sus mayores (entre el cole y las actividades de fuera). Visten como adultos y a veces parecen adultos. Tienen la fantasía y la creatividad de los adultos: cero patatero. Van pasando los años y cuando lleguen a mayores podrán contemplar un inmenso vacío en sus primeros años, a diferencia de algunos de nosotros (ya medio carcamales) que tenemos claras nuestras vivencias infantiles respecto a las adolescentes y luego las adultas.
Sí, hay algunos intelectuales de postín que desde hace tiempo afirman que en realidad todos, adultos y sociedades, nos estamos infantilizando, es decir, adquiriendo pautas de comportamiento y de pensamiento que antiguamente eran típicas de la infancia. Pero la biología no falla: cada vez hay más adultos añiñados en las formas y el pensar, pero sus arterias y arrugas (a pesar de la silicona y el botox) no mienten.
Así que, si mi exagerada premisa (lo hago para resaltar la idea) no va muy desencaminada, el tratar el deporte de base como una vulgar copia del competitivo de los adultos, no es si una demostración más de que el Puñetas tiene más razón que un santo en esto de que la infancia está en vías de extinción. No es para tanto, claro, pero tampoco diría yo que estoy diciendo una burrada de tomo y lomo… (Así empezamos algunos hace años con lo del mierdo ambiente y el cambio climático y mira por donde vamos ya…)
Me recuerda esto que dices una reflexión que hice hace unos pocos años. Vas a los colegios de pre-escolar y todos los niños llevan pantalones largos incluso en verano. Yo tuve mis primeros pantalones largos a los seis o siete años, después de haberme cansado de llorar pidiéndolos.
Ahora son los adultos los que llevan pantalones cortos que algunos llaman bermudas por aquello de lo exótico. Y cuanto más ricos más caros estos pantalones que llevan la mitad de la tela.
La sociedad ha dado un vuelco, como muy bien explicas.
El deporte base está profesionalizado. Lo dijimos hace diez años del fútbol local en una revista que editábamos en el club. Advertíamos del peligro de la profesionalización infantil, rodeada de padres obsesionados con exhibir las lindezas de su hijo y de entrenadores descerebrados que sólo viven “para hacer su trabajo”.
Los que entonces nos dieron la razón —algunos padres de niños que jugaban al fútbol— lo hicieron cuando nadie les veía. Ahora de esos cien niños hay noventa y nueve que no han triunfado y se sienten engañados. Son los padres de mañana que retroalimentarán la fantasía de sus vástagos —y reverdecerán las suyas propias— el día de mañana.
No se han formado adultos sanos, sino personas resentidas por la oportunidad que nunca tuvieron; y en algunos casos hasta tuvieron la suerte de que esa oportunidad se la negaran (lo cual ya es algo).
No fueron felices jugando al fútbol porque no jugaban, pues sólo les entrenaban para ganar. Y ganar es un trabajo y un trabajo no es divertido cuando no consigues tus metas.
El deporte-competición destruye. El deporte-juego construye.
no sale respueta que busco inutiles
Andrea, ¿has pensado que tal vez la inútil seas tú por no saber buscar?