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Hace mucho que no me paseo por la web, y más aun que no dejo ninguna opinión. Eso no va a pasar hoy.
Resulta que yo veo el asunto totalmente al revés. Lo entiendo como una frase hecha, esta frase viene a significar (y esto no es más que una opinión) que cuando se generaliza siempre expone uno a que le “crezcan los enanos” a la mínima ocasión. Los “enanos” son obviamente esas excepciones confirmadoras de reglas. Precisamente son esos enanos los que pretenden remarcarse al usar la cantinela.
Siempre me ha gustado esa expresión, incongruente y engañosa como la que más, en eso no hay quién te quite la razón.Tampoco entraré en el significado inicial ni en si se acercaba o no a lo que propones pues no lo se. Lo que está claro es que a día de hoy ese significado (correcto o no) está (o estaría) obsoleto como lo estaría por ejemplo la primera bicicleta que usaba Indurain en contra-reloj frente a las actuales.
No es esa la única incongruencia de nuestro idioma. Otro ejemplo sería el uso de la palabra cristal para referirnos al vidrio transparente, que sin embargo tiene una estructura molecular amorfa, es decir totalmente desordenada y sin ninguna relación con un sistema cristalino, en el que los átomos están perfectamente ordenados en el espacio.
Cada cultura tiene sus contradicciones,¿que le vamos a hacer? y las lenguas que acompañan a dichas culturas no van a ser menos. ¿A donde nos lleva esto? Sencillo: el ser humano ni es, ni ha sido, ni creo que llegue a ser consecuente al 100%.
Saludos, Palicero, y bienvenido. Has llegado en un artículo nada deportivo. Los próximos, los de esta semana, serán sobre los programas políticos deportivos que nos ofrecen los partidos mayoritarios. Creo recordar que ese tipo de artículos eran más de tu gusto. ;-)
Sobre la frase en cuestión: se ha convertido en un latiguillo que se suelta sin pensar y sin que aporte nada al diálogo (incluso a veces me lo han espetado intentando cerrar mi contra-argumento —craso error—).
El peligro que yo le veo es que de tanto repetirse, el común acabe convencido de que a toda regla le corresponde una excepción.
No deja de tener su gracia (para mí) que yo haya vivido el giro que se le ha dado a la frase. Alguien, en algún momento, cambió el verbo y a todo el mundo le pareció bien. Y ya está. No hace falta más para modificar el lenguaje, y con él la concepción de una parte del mundo que nos rodea.
De ser una frase tremendamente inteligente ha pasado a convertirse en un vulgar modismo. Y me parece triste.
Celebro que tú la veas como un contrasentido provisto de toda intención. Eso demuestra lo que yo insinúo al final del artículo, que “los nuevos” heredáis una visión diferente.
Pero deja que este vejete siga diciendo “elite” (llana) y no “élite” (esdrújula). Mis abuelos decían “murciégalo” (ese mamífero que vuela), y sigue estando bien dicho. Es más, casi sería lo correcto… (ver el origen de murciélago).
Esta es la típica frase fruto de una mala traducción y que la ignorancia ha hecho pasar por cierta. Estas trampas y tejemanejes del lenguaje son muy frecuentes. El problema es que casi nunca tomamos al lenguaje por objeto de reflexión. Nos llevaríamos enormes sorpresas.
La frase original en latín creo que es es EXCEPTIO PROBAT REGULAM, que bien traducido significa “La excepción PONE A PRUEBA a la regla”, es decir, que la rompe. Exactamente lo que tú señalas.
Cuando se trata de validar una hipótesis (cuando estudiaba así me lo enseñaron los profes de mate), bastaba un sólo caso que no la cumpliese para que la misma se viniese abajo. Por tanto, ese caso, o sea, la excepción, no confirmaba la hipótesis sino que la hacía añicos.
En cuanto a los de periodistos, totalmente de acuerdo. Seguimos ganando amigos…
Joé, a poco que te descuidas con una tecla, te llaman internetero chacharero… Por cierto, ya que hablamos de lenguaje, ¿qué diantres significan estas dos palabras?
Jo, Juan, qué mala memoria tienes. Lo de internetero es un palabro tuyo. Y lo de chacharero, pues ahí te lo dejo.
Sobre como condiciona el lenguaje los momentos creo que se ha escrito mucho y se seguirá escribiendo.
Y ya que estamos y no hemos hablado de deporte, podemos citar un ejemplo que ya hemos comentado en alguna otra ocasión.
Todo el mundo habla de la selección española de fútbol, de baloncesto, de balonmano o de fútbol sala (o de rugby, waterpolo, hockey o esgrima, por ejemplo). Y la gente ha acabado por creer que son selecciones españolas y que por ende representan a España. Sería cómico sino fuera por la cantidad de pasta que nos cuesta.
Son las selecciones de sus respectivas federaciones. Y esas federaciones son entidades privadas. Y sólo se representan a sí mismas. En esto, que llevo tiempo diciendo, parece que los recientes acontecimientos van a venir a darme la razón.
Hoy sin ir más lejos, el presidente de la RFEF se ha desmarcado del ordenamiento jurídico deportivo español. Y ya veremos quién se baja los pantalones. Porque esto acaba en una de dos: o bajada de pantalones o juicio sumarísimo.
Villar expone que la RFEF es una entidad privada y Lissavetzky (¿habrá cavado su propia tumba política?) sólo puede oponer una débil orden ministerial que dudo tenga carácter de ley.
Eso sí, las modificaciones de los Estatutos de las federaciones deportivas españolas deben ser aprobadas por el CSD. Y precisamente esta modificación no la van a aprobar (leer primer enlace). Interesante situación…
Para salirse del ordenamiento jurídico español necesitan que el CSD lo apruebe. Pero como son entidad privada deciden salirse del ordenamiento y no acatan la decisión del CSD. ¿Puede una empresa decidir no acatar la decisión de la CNMV?
¿Es lo mismo o son cosas diferentes?
Y lo mejor de todo, hay elecciones nacionales a la vuelta de la esquina… Como ya habrás adivinado, yo me lo estoy pasando pipa.
Me dejó tan descolocado lo de “internetero chacharero” por no esperarlo, que ni caí en el momento que -en efecto- internetero es una palabra que uso bastante -como me gusta inventarme palabros, lo mismo soy el padre de la criatura y yo sin interarme- y lo de chacharero viene de cháchara, que es lo que abunda ahora mismo por estos pagos electorales.
De paso ya te digo que yo también me lo estoy pasando pipa con lo del Villarín y el señor Díez. ¡Largas tardes de gloria nos van a dar estos dos diestros! ¿O debo escribir “siniestros”? (Oh, otra de mis debilidades linguïsticas preferidas: juguetear con el lenguaje). La vida, ya sabes, es una sucesión continua de paridas…
¡Ah!, y no me echen puros que no fumo.
Quiero decir, Juan, que en esta bitácora y en la tuya también llevamos tiempo advirtiendo del problema que supone tomar los rábanos por las hojas —que no es que se coja (tomar, primera acepción) por las hojas, amigo Palicero, sino que se crea que lo que vale de ese bulbo son las hojas (tomar, duodécima acepción)—, y ahora resulta que los cuervos que han estado alimentando quieren comerse los ojos de sus cebadores.
Pah, en realidad no se si la excepción confiorma la regla. me interesa el tema. Pero toda regla como regla propiamente dicha no existe, o si? o no.. yo que sé. Un regla es un tipo ideal, una forma pura de las acciones. Según Weber, una metodología y a la que nunca se le igualan las acciones, solo se aproximan, por tanto ninguna accion es igual a otra, o dicho de otra manera, todas las acciones son excepciones……………
Una excepción nunca confirmará una regla; una regla puede contener excepciones y entonces habrá que delimitar esos casos en los que la regla no es de aplicación.
Por ejemplo: todos los verbos acabados en —bir se escriben con be, excepto hervir, servir y vivir.
Pero hervir, servir y vivir no confirman la regla. En todo caso la rompen. Si apareciera un nuevo verbo (que se acuñara como modismo, quiero decir, pues todos los verbos acabados en —bir ya son conocidos) que precisara de ser escrito con uve, todo lo más habría que aumentar el número de excepciones. Pero esa excepción tampoco confirmaría la regla.
En mi opinión, si aceptamos la teoría de tu amigo Weber, cualquier excepción confirma una regla, pero es que en su postulado las excepciones son la regla…