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Para los que vemos el deporte desde fuera y, por tanto, en muchas ocasiones tenemos las neuronas hechas un lío, estos dos últimos artículos nos aclaran las ideas que no veas. El problema es que hay por ahí tanto ciego, tanto sordo, tanto cerrado de mollera, tanto correveidile, tanto altavoz de su amo, tanto asnalfabeto, tanto chiquilicuatre, tanto… tanto…
… y mucha gente a la que le viene bien el actual statu quo del deporte que para qué cambiarlo: SAD, políticos, medios de comunicación, patrocinadores… Como habrás observado, todos se mueven por la misma moneda.
Lo que me temo es que la madeja se está enredando cada vez más y de tal manera, que en algún momento se llegará a un callejón sin salida.
Por cierto, Juan, y a raíz de algún correo-e que me ha llegado sobre estos dos artículos, ¿cómo catalogarías tú estos soliloquios míos? ¿Gestión deportiva, política deportiva, legislación deportiva? ¿Alguna otra idea?
Es que me han dicho que estos no son artículos deportivos. ¡Jo!, y me ha entrado una angustia…
No sé, a lo mejor escribiendo en inglés…
(jajajaja)
Te voy a dar alguna idea. Para que lo tuyo sean auténticos artículos deportivos deben reunir al menos tres condiciones:
1.- No decir absolutamente nada que pueda afectar al cerebro.
2.- Estar patrocinados por alguna marca deportiva.
3.- Defender unos colores o unas camisetas concretas.
Estas tres condiciones deben ir encerradas en un envoltorio formal sencillito, pastoso y pastueño, para que la dentadura del lector no salga lastimada.
Así que tienen razón esos críticos: lo tuyo no es escritura deportiva. ¿Y si lo hago en inglés? A lo mejó. ¿Y si los escribo encima de la bicicleta estática? A lo mejó. ¿Y si los firmo con el seudónimo de Ramón de la Morena? ¡A lo mejó!