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A mí lo que se me ocurre con este tema (y ya viene de antiguo) es una realidad evidente: “ganamos” más medallas como paralímpicos que como olímpicos a secas. Lo cual demuestra que en este país sabemos luchar más en contra del viento y del destino que a favor. De verdad que admiro a todos los que, por encima de sus limitaciones físicas, luchan todos los días por llenar su vida de ilusión y entrega aunque sea a una causa aparentemente tan trivial como la de conseguir una medalla en unos juegos de así. A muchos ciudadanos, sin limitación física alguna, debería darnos un poco de vergüenza la comparación y nuestro apoltronamiento. Recuerdo en especial al ciclista Ochoa, que logró sobrevivir a un brutal accidente cuando entrenaba por donde vivo y que a pesar de sus limitaciones físicas ahí sigue en la brecha haciendo lo que puede. Ojalá su hermano, fallecido en aquella maldita ocasión, pudiera hacer lo mismo.
No digo que no tengas razón. Lo que yo digo es que la superación personal no hay por qué andarla predicando a los cuatro vientos. Es el sistema el que está mal. Algo falla cuando se intenta emular un no sé qué pidiendo una cobertura mediática de algo que a casi nadie le interesa.
¿Y por qué no interesa? Hagámonos la pregunta y no nos pongamos esa máscara de piedad para disimular el horror que nos supone ver esas imágenes de conciudadanos y congéneres mutilados con un estertor agonizante tan sólo para rebajar un par de segundos un cronómetro inmisericorde.
Quizá acordemos el por qué no interesa si supiéramos por qué sí interesa ver a los grandes ídolos atléticos moverse por las distintas superficies deportivas. Sencillamente se pagan esas fortunas por el espectáculo, que es lo único que da el deporte profesional.
Y, sencillamente, la superación personal de unos convecinos no da espectáculo. Los responsables de este circo deberían dejar de imitar la grandilocuencia y retumbancia del deporte profesional. Como alguien ha dicho en el Bar Deportes, esto no es más que un “lavado de conciencia colectivo”.
Lamentablemente ninguno de los que se golpean el pecho pidiendo el reconocimiento del mérito deportivo para estas gentes se volverá a acordar de los paralímpicos hasta dentro de cuatro años. Y serán los colectivos afectados los que tengan que seguir peleándose para que ayuntamientos y comunidades hagan efectiva la supresión de barreras arquitectónicas. ¿Es que esos otros minusválidos, deportistas adaptados también que se ejercitan por nuestras calles y barrios porque no les queda más remedio, no tienen el mismo derecho a que se muestre al público su superación personal?
No es lo mismo predicar que dar peces…
Parte del poco interés que sucitan puede provenir de que están muy pegados temporalmente a los de verano y el público queda un poco saturado; lo mismo sucedía con los de invierno cuando se realizaban en el mismo año, luego en 1994 pasaron a hacerse en los otros años pares (como los Mundiales de fútbol) y comenzaron a tener más relevancia.
Tengo un amigo que es medallista paralímpico en Sydney y en Atenas.
Gran parte de la queja que expongo la he bebido de él. Te diré que cuando volvió de Sidney me dijo que prácticamente habían ido a recoger la basura que habían dejado los olímpicos en la villa. Toneladas y toneladas de desperdicios de los festejos y de los últimos días. Que como ellos ocupaban un porcentaje reducido de la villa olímpica, sólo habían limpiado esa zona. Que en el resto había un hedor insoportable de la basura acumulada. Que prácticamente no había quien paseara por allí. Que por lo visto no les había dado tiempo a limpiarlo todo y por allí circulaban los camiones de basura recogiendo inmundicias por la noche. Que alguna noche no se podía dormir del ruido… ¿Quieres que siga?
Le pregunté cuál era a su juicio la solución, puesto que ambos entendíamos el problema logístico de tenerlo todo limpio en diez días.
Me dijo: “que nos dejen a nosotros (los paralímpicos) estrenar la villa olímpica, que somos menos y se puede limpiar en un par de días lo poco que dejaremos esparcido”. También me habló de la sensibilidad de los minusválidos a la hora de mantener la limpieza viaria (porque una silla o una muletas no pueden andar tropezando con botes, botellas y restos de frutas), y que dejarían la villa menos sucia de lo que la dejan los olímpicos.
Y ésta es sólo una de las quejas que me expuso con la organización de los Juegos Paralímpicos.