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Uy como te lean los que están todo el día escalando hacia las alturas, que los pobrecicos no pueden pasar mucho tiempo en el llano y nuevamente les urge el subir al pico más picudo en busca de emociones fuertes y aire puro y virginal. Yo les envidio porque lo máximo a donde he podido subir ha sido al peldaño 12 de una escalera de bomberos. Sólo por eso les aplaudo cantidubi, pero no creo que lo suyo sea romanticismo; más bien narcisismo (vicio en el que yo también he caído, según mi jefa Ana Rosa) pues lo primero que hacen nada más llegar a la cima es contárselo a todo el mundo para que veamos la chulería que han hecho. Y luego está el dineral que cuesta montárselo así, si uno decide acudir a los picos de más peregrinación y pedigrí del mundo. A mí, qué quieres que te diga, me caen simpáticos los alpinistas, siempre para arriba, pasando penalidades mil, para llegar a todo lo alto, ver un montón de nubes ahí abajo y vuelta para atrás. No sé porqué pero a mí me recuerda ésto bastante al mito de Sísifo, que me lo contó el otro día mi camarero de confianza. Un besote, machote. (Por la transcripción y la eliminación de faltas de ortografía: Juan Puñetas).
¡Uy!, no sé quién eres, pero me alegro que te hayas salido de monja. Pero deja de usar el “ex-”, que a nadie le importa que colgaras los hábitos. Has hecho bien.
Que las madres Jesulinas lo mismo te hubieran hecho subir a las montañas para rezar y meditar, igual que hacen estos montañeros, que dicen algunos que el déficit de oxígeno en el cerebro les crea una especie de extraña y mórbida adicción por las alturas.
Pero, coño, Aguja, ¿que no sabes quien es Belén Esteban? ¿Pero en qué mundo vives? Que no soy exmonja de las madres Jesulinas sino la ex de Jesulín, el torero de Ubrique, el de la finca “Ambiciones”, que no te enteras. Y trabajo en Telecinco con mi jefa Ana Rosa Quintana, esa que firmó un libro porque un negro se lo escribió. Pero si soy muy famosa, hombre… Salgo en todas las revistas rosas y colorás, un día sí y otro sí y me voy a casar de nuevo, ¿o ya me he casado? ¿Cómo voy a ser monja, muchacho, con lo que me gusta darle al molinillo? Que tú mucho saber de deportes pero todavía no te has enterado nada del deporte mayoritario de mi España del alma, el comadreo, donde siempre me las apaño para conseguir medalla. (Esta vez te escribo yo mesma, sin la ayuda del Puñetas, otro que se cree muy listo y no sabe ná de ná).