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Poca razón te falta. Pero has de saber que en esos círculos de gente plana, y ansiosa por formar parte de algún sarao diferente al que le ofrecen todas las noches, existen también personas con ideas e ideales propios que difícilmente renunciarán a ellos a base de postrarse ante una figura dudosamente omnisciente.
Muchos lo harán simplemente porque les guste la actividad y otros por conformismo, pues ya se sabe que “allá donde fueras, haz lo que vieras”.
Y ah, la pequeña nació un 51 de mayo, no un 50.
Ya, pero aquí los artículos de opinión se suben de viernes, no de sábado.
Algunas (pocas) de esas personas sin objetivos definidos en la vida acabarán siendo maestrillos y aspirarán a ser santones. Se rodearán de amigos, algunos de la vieja guardia pretoriana de su maestro, ahora elevado a gurú si la escisión no es traumática, y el círculo se cierra para volver a empezar alargando la agonía de un movimiento ya de por sí decadente y obsoleto… ejemplificando un anacronismo espacio-temporal. Movimiento que se renueva y se retroalimenta merced a la vacuidad de los individuos y de sus vidas.
Acertado tu comentario.
Lamentablemente, y para aquel que no haya estado metido en una de estas “organizaciones”, puede sonar a increible.
El hecho de querer pertenecer a algún grupo, el sentirse integrado en algo parecido a eso que llaman colectividad, a veces hace que se pueda caer en organizaciones como estas.
Puede ser un buen ejercicio para mantenerse alerta, pero si no estás atento, al final acabas siendo un aborregado más.
Lo más gracioso del tema es que cuando te das cuenta de que aquella convivencia, el hecho de seguiir docilmente a alguien que se supone tiene la verdad suprema no es la ilusion de tu vida y que no le seguirias con los ojos cerrados a tirarte de un acantilado, por supuesto tú deberías tirarte primero como muestra de fidelidad, se te intenta hacer ver que fuera del “circulo” no hay otra realidad posible, y que realmente el circulo te necesita, que recapacites.
Y claro, lo único que pasa cuando sales de allí es que la vida sigue, y como seres acumuladores de experiencias, valorfas por encima de todo el haberla pasado, como todas las cosas que pasan en esta vida.
Al final, te das cuenta de que el supuesto gurú en realidad tiene un muy bajo concepto de sí mismo, pero proyecta exactamente lo contrario aprovechandose de la incapacidad de la mayoria de ver eso en sí mismos.
Los “gurus” son personas como tú o como yo, ni mejores ni peores, aquneu sí se podría reprochar el hecho de que jueguen a sentirse dioses sobre la tierra y dueños de un rebaño de seguidores que idolatran cada paso que dan.
Ahí está lo importante de todo esto, o decides ser un aborregado o decides controlar tu propia vida, sin dependencias de ningún tipo.
Veo que tu experiencia no ha sido positiva. En realidad ésta no es más que una manera de verlo. El concepto “arte marcial” es llevado más allá del concepto “deporte” y la relación entrenador-entrenandos no es la misma que la de maestro-alumno.
Como dices bien, el pretendido maestro no es más que otro número en la Seguridad Social. Otra licencia fiscal. Sin embargo juega en la intimidad del gimnasio, de “su” dojo, a sentirse perfecto.
Y no aceptan una corrección de un “inferior” en rango. Les pierde el ego y el subidón de autoestima. No aceptan una crítica, ya venga de un novato, ya venga de uno de los más fieles seguidores.
Éstos sólo aspiran a perpetuar la estirpe. Y son felices captando nuevos adeptos para el dojo. Con esto se cierra el círculo.
Lo curioso del caso es que estos “maestros” se asocian en federaciones deportivas (judo, karate y taekwondo en España, con otras diferentes artes marciales asociadas a ellas —kung fu, kendo, aikido, etc.—), federaciones donde lo que rige es la “ley del Estado” como no podía ser de otra forma. Estos gurús aceptan a regañadientes que el voto de un novato con ficha federativa tenga el mismo valor que el de ellos, plagados de danes la mayoría honoríficos u otorgados a golpe de talonario.
Importar este sistema “marcial oriental” en un país occidental está en los límites de lo legal. En todas las federaciones deportivas se utilizan fórmulas reprochables para ganar unas elecciones, desde la inducción hasta la extorsión, pasando por la coacción. Pero aquí se cuenta con el ascendiente de esa obediencia debida. Al que no le guste ya puede irse del gimnasio y ya se encargará el sensei de estigmatizarle en el resto de gimnasios de la ciudad, que al fin y al cabo no son tantos y se conocen entre todos.
Un saludo y levanta el ánimo. Si buscabas un medio eficaz de autodefensa busca en los deportes de combate. Si buscabas cualquier otra cosa hay multitud de asociaciones que te pueden proporcionan lo que buscabas sin necesidad de adherirte de por vida a sus postulados.
A mí ya lo de arte “marcial” me pone los pelos de punta, pero será que en mi anterior vida debí de vivir alguna mala experiencia relacionada con estas cosas. Y si unimos a la marcialidad lo de “arte”, entonces uno ya se vuelve turulato perdido. Por lo demás, no entiendo nada de esos nombrajos tan hispanos como kata o dojo. Lo de los cinturones de colores, ya ves, lo entiendo mejor. Lo de los santones y gurús, es que rien de rien… O sea, que prefiero el fútbol que parece es mucho más simple y hay menos comedura de coco, je, je…
Este artículo está dedicado a la persona que felicito al final. Y está basado en experiencias personales, vistas y vividas algunas de ellas. Ya sabes qué rol me tocó desempeñar en esta historia: el de los que no se dejan absorber el seso. Y ya ves que quienes entran a comentar ratifican lo que aquí se expone.
Espero que si entra alguno de los abducidos se vea reflejado en esta exposición, y que sepa tomar su decisión.
Eso al menos pretendía al dedicarle el artículo a esa persona que ahora mismo está en la fase de haberse dado cuenta del fraude místico que supone este rollo, dispensando a todas horas saluditos como don Pepito y don José, y viendo cómo otros tragan las memeces de chiquilicuatres de tres al cuarto que visten tres o cuatro danes por lo menos. Trataba de que esa persona, en caso de que decida seguir en el dojo, sepa que todo eso que reluce no es más que oro alemán.