Bilardismo: entre trampa y agresión
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¿Es blardismo simular una lesión (quedarse tirado en el suelo) para cortar un posible ataque el rival (obviamente estoy hablando de fútbol)?
Vayamos por partes.
He tratado de definir y dar nombre a una forma de pensar (bilardismo), lo que evidentemente no es punible.
Todo cambia cuando pasamos al terreno de los hechos, de la actitud a los actos, del bilardismo al bilardeo.
Muchos de los actos inspirados por el bilardismo escapan a la reglamentación deportiva bien porque no son detectables, bien porque no es sencillo establecer su alcance.
¿Es sancionable que Henry se coloque el balón con la mano? (estoy convencido de que fue un acto reflejo).
Sí; se pita falta y ya está.
Ocurre que a renglón seguido la jugada acaba en gol.
¿Es sancionable que Henry no denuncie en ese momento la falta que acaba de cometer? (aquí ya interviene la consciencia —la conciencia es otra cosa y allá cada cual con la suya—).
Ninguna reglamentación le obliga a ello.
Al callar, bilardea.
Aproximándome a tu pregunta: ¿es sancionable que alguien finja para obtener con ello un beneficio?
Creo que el reglamento sí lo contempla, y se saldaría con tarjeta amarilla. Ahora bien, ¿debe depender la sanción de si ha conseguido su objetivo? Supongamos que corta la jugada de gol y luego se demuestra la falsedad de su lesión, ¿cómo compensar justamente al otro equipo?
Justa sería la expulsión, lo que me temo que no ocurriría en el mundo mercantilizado del fútbol.
¿Es sancionable un vulgar piscinazo (que es también un fingimiento)? Pues sí, con tarjeta amarilla.
Pero si el árbitro “pica” y luego se demuestra que el jugador se tiró, el partido no se rearbitra (no se anularía el penalti) y me temo que el comité correspondiente no sanciona al impostor (incluso encontrará quien le aplauda).
Todos estos gestos antideportivos son bilardismo. Algunos entran en el terreno de la trampa sancionable; otros no. ¿Cómo comprobar que el bote de agua contenía un sedante? Y en caso de haberlo sabido allí mismo, ¿qué hubiera tenido que hacer el árbitro?
Bilardismo es considerar al rival como enemigo. Pero eso no es sancionable… Y no siempre el bilardismo concluye en bilardeo, sino en trampa. Otras veces no llega a traspasarse la línea de lo sancionable.
El bilardismo, como forma de pensamiento, atenta contra la deportividad. El bilardeo, como acción concreta, depende muchas veces de factores que no pueden ser comprobados in situ. Va más allá de lo que se está juzgando en ese momento (el partido).
En el caso que propones, ¿cómo saber si un jugador finge un dolor? ¿Fingió Juande Ramos un leve desvanecimiento a fin de que se diera por finalizado el partido?
La respuesta a tu pregunta: sí, es bilardismo fingir para sacar provecho (pues atenta contra el espíritu deportivo), y además es sancionable con tarjeta amarilla.
(Lo que no me explico es por qué un piscinazo no es roja directa).
Pues el tal Bilardo ha tenido bastante éxito, lo que dice mucho del fervor que en la sociedad en general y el deporte en particular le tienen a su filosofía. Dice su biografía en la Wikipedia (que cada vez me parece una enciclopedia de mentiras y verdades a medias) que es “ex-futbolista, médico, genio, político, inventor y periodista argentino”. Así, como lo he escrito. Médico y, sobre todo, GENIO. Así que cuidadín con quien nos metemos que lo mismo nos echa un mal de ojo y todo. Lo sí creo es que el hombre ha sido (y será, supongo) “genio y figura”, que no es lo mismo.
Sobre todo si acudes de nuevo a la Wikipedia y lees allí que “genio y figura” fue un programa de humor de Antena 3 “donde se dieron a conocer Paz Padilla y sobre todo Chiquito de la Calzada”.
Chiquito de la Calzada…, que ya era conocido por Málaga y parte de Andalucía desde que cantaba flamenco y participaba en las fiestorras de la gente rica y famosa cuando era casi un chaval. En fin, que entre el bilardismo de los unos y el bobismo o bobería de los otros, esto es un ja- ja, un ja-ja, un ja-ja ininterrumpido. Con permiso del Chiquito, naturalmente…
Es indudable y lamentable: Bilardo ha creado escuela… Pero tal vez él haya heredado este sentir. Su contribución ha sido elevarlo a la categoría de filosofía, entendiendo por ello una forma de vivir.
Como podrás ver en el vídeo enlazado con motivo del bote de agua con un sedante (bidón, llaman ellos), en su época de jugador Bilardo saltaba al campo con un alfiler con el que pinchaba a sus rivales (enemigos diría él) a fin de incomodarles y no dejarles desplegar su juego. Verás en el vídeo que se excusa diciendo que “sí, pero entonces no había SIDA”. Posteriormente lo negaría (también aparece en el vídeo referido).
Entre esto y el profesionalismo olímpico, el deporte de finales del siglo XIX es mera anécdota.