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Bonita historia la de este hombre, enviado al frente de batalla con 22 años y sólo 6 meses de estancia en el ejército. O sea, carne de cañón para defender los intereses de otros, que eso son las guerras mal llamadas “patrióticas”.
Sí, yo también me he dado cuenta (debemos ser pocos, a lo que parece) de esta terminología militarota, decrépita y bananera que usa la prensa deportivesca para vender la burra y sacarse, a cambio, sus buenos cuartos. Menudos héoes de pacotilla…
Pero no sólo hablan con absoluta desvergüenza de heroicidades fastasmales y patateras. Es que cualquier golete, a veces conseguido de pura casualidad, es elevado a la categoría de obra de arte. Cualquier taconazo (la que nos dieron con aquel de Guti en Riazor) es una genialidad tan genial que ríete tú de Eintein y su escaso cerebrín. Y todo así.
Y todo ésto, siguiendo la máxima que citas al final de tu artículo, repetido hasta la saciedad. O sea, que el que no se crea estas “verdades” escuchadas y vistas mil veces es que debe ser torpe del torpón… Yo mesmo, que no veo la tele casi nunca, debí de ver el famoso taconazo al menos 20 veces, y es que en el mismo telediario que veía por equivocación, las repeticiones ya fueron cinco o seis. Luego, por la noche, caí de nuevo en la tentación de ver la edición nocturna y ¡volvieron a repetir otra vez las mismas veces semejante obra de arte!
¡Salve a la mediocridad, Aguja! No es sólo cosa del deporte. Cualquier conciertucho, cualquier película de tres al cuarto, cualquier librejo más o menos editado es catalogado por la crítica de “espeluznante”, “genial”, “asombroso” y así. Nunca hubo tanta coba y a precio tan caro (porque esos adjetivos cuestan dinero, que se cobra por los espabilaos de turno…). Y mientras, el paisanaje viéndolas venir y creyéndose semejantes chalaúras…
Sí, se usan los superlativos para ensalzar lo corriente y lo vulgar. Que el gol o la canasta o el revés sea antológico no significa que haya que ensalzar todo lo que tocan estos diosecillos a la categoría de arte.
Juegan con las emociones de gentes que se han rendido, que están subyugadas ante el televisor, gentes a las que les ha sido eliminada su capacidad de análisis crítico, bien por el cada vez más pobre sistema educativo, bien por la iteración de una programación televisiva para sub-normales acompañada de noticias en la prensa del ramo redactadas por gentes mediocres.
Creo que la definición de periodismo deportivo podría ser “pésimo periodismo hecho por gentes mediocres para gentes sin capacidad de respuesta”.