(coloque el cursor sobre las estrellas que desee otorgarle y pinche)
Versión imprimible |
Deje su opinión |
Compartir |
Leer comentarios |
Anterior : « Bumerán |
Posterior : A fuego » |
Versión imprimible |
Deje su opinión |
Compartir |
Leer comentarios |
Anterior : « Bumerán |
Posterior : A fuego » |
Hubo 2 comentarios |
¡Vaya por dios! Hace semanas que estaba uno casi convencido de meterse a aprender kárate, por aquello de la defensa personal y de que hay mucha inseguridad en las calles, y vas y me chafas la idea. “Una kata es al combate como la wii es al tenis”. Me temo que vas a ser declarado persona non grata por la Federación de la cosa karateca. Siempre he visto a este deporte (o lo que sea) como algo muy peliculero. Quizás todo sea más fachada que otra cosa, al menos en esas enseñanzas de academias donde se vende cualquier baratija a precio de oro.
En fin, que por tu culpa ya no voy a intentar ser un kara-teca. (Y lo escribo así porque parece que algunos le echan al asunto más cara que espaldas, empezando por el de la noticia de todo lo alto de tu artículo y acabando por el sensei del último párrafo que cobra todos los meses muy religiosamente.
¡Uy!, hace tiempo que me nombraron persona no grata junto con otros muchos compañeros. A finales de los años 70 supusimos una escisión en las doctrinas de la aún inexistente federación de karate (de aquella el karate se estaba segregando de la federación de judo y disciplinas asociadas). Y todo por ponernos unos guantes y ver qué pasaba si nos dábamos esos golpes tan mortales. El resultado pasados 30 años es que el kickboxing es un arte marcial contrastado y el karate es una pantomima de combate. Que sí, que dan patadas, pero que mira tú qué miedo.
Esto del karate y de la comedura de coco que se da en todas las artes marciales (“respetarás y amarás a tu sensei por encima de todas las cosas”) debería cuando menos ser investigado. Ha saltado este tema del sex-sensei y su serrallo, pero por ahí abundan las pseudo-sectas y los gremios piramidales. Y es que aunque los tiempos hayan avanzado y tengamos más información siempre hay gente huérfana de cariño y dispuesta a dejarse engañar.
No todos los dojos (gimnasios) son de esta catadura, pero en todos marcialidad y disciplina se confunden con porte y sumisión.
Te voy a dejar una perla… un enlace al Hagakure (PDF), el libro del código guerrero del samurai. Para que veas cómo algunas cosas vienen ya impresas en la cultura que se importa.
En la primera página del enlace tienes el índice. Vete directamente al último capítulo, el 65, que está en la página 36 del documento PDF enlazado. Espero que me cuentes tus impresiones.
Y si te quedan ganas de ser un samurai auténtico me lo dices…