Dejábamos entrever en el último párrafo de nuestro artículo el descontento de las sociedades anónimas deportivas de fútbol con la cesión de jugadores a las selecciones nacionales.

El riesgo de lesión que corre el jugador por defender "unos colores patrios", en un mundo tan profesional como el deportivo actual, es algo anacrónico.

Los propietarios de las sociedades anónimas deportivas pagan altas cantidades a los mejores jugadores, los que, evidentemente, serán seleccionados para jugar con la camiseta nacional. El riesgo lo corren las sociedades anónimas deportivas, que pueden ver cómo un activo se queda durante semanas "en el dique seco".

Y el problema no es solamente con la selección nacional del país donde se ubica la sociedad anónima deportiva. Casi todas tienen en sus filas jugadores internacionales de otros países, cuyas federaciones nacionales demandan sus servicios.

Parece ser que nuestra forma de pensar es compartida por personalidades del mundo del fútbol: Capello cree que las selecciones nacionales deberían indemnizar a los clubes por los lesionados" .

En todo este asunto nos parece que algo debe cambiar. No se puede seguir por más tiempo mezclando los conceptos de club y sociedad anónima deportiva. Quizá en este tema de la cesión de jugadores a la selección nacional las entidades deportivas sí verían con buenos ojos que se hiciera la diferencia.

Pero entonces, esa diferencia debe ser aplicada en toda su extensión.