Comentaba en el primer artículo de esta temporada el hecho de que la publicidad institucional sea utilizada para pagar viejos favores. En deporte servirá, más bien, para ganarse voluntades. En cualquier caso, clamaba por la creación de un organismo neutral que regulara el precio de la publicidad que puede llevar un equipo.

Semanas después alcanzaba a ese artículo con una información sobre el cambio de nombre del estadio de Osasuna para hacerse acreedores a un contrato de publicidad institucional.

Hoy tengo que traer aquí una historia de mi querido Athletic: “El Tribunal Vasco de Cuentas Públicas investiga las ayudas de la Diputación Foral de Vizcaya al club” .

Y es que ese agujero que queda entre las personas que dirigen Instituciones públicas y quienes dirigen instituciones deportivas es muy goloso si que queda fuera de la supervisión de los poderes públicos.