La sociedad ha adquirido un ritmo vertiginoso tanto para lo bueno (avances tecnológicos –no tanto cientÃficos–, un suponer) como para lo malo. En la parte negativa incluya el lector cuanto se le ocurra, que quien suscribe apuntará la actual vorágine por hacerse famoso de cualquier forma.
Ahà están esos estúpidos programas que los más menguados defienden como experimentos sociales sólo porque reúnen a una docenita de personas (eso sÃ, de escaso bagaje cultural o/y pesonal). Asà las cosas llega la noticia de que un socio del Barça –apuesto a que más por ansias de notoriedad que por deseos de justicia– ha presentado una denuncia contra el reincidente central del R.Madrid conocido como Pepe. Viene esta denuncia a cuento de que al intocable –y últimamente demasiado teatrero– Messi, el susodicho le pisó una mano.
«Un socio del Barça presenta una denuncia por lesiones contra Pepe».
Debe ser «perruquero» el soci puesto que riza el rizo del absurdo: no denuncia ‘el lesionado’, no denuncia el club que se verÃa damnificado, y va y denuncia un mindundi que se entromete en vidas ajenas. ¿Es que el Messi es tan idiota que ha de ser defendido por terceras personas a las que no conoce de nada? ¿Es que el todopoderoso Barça es incapaz de movilizar su cuerpo de abogados?
Veremos qué ocurre, o más bien cómo se quitan los jueces esta boutade de encima. En principio lesiones no parece que hubiera habido, entendiendo lesiones en el más amplio sentido de la palabra. Ni todos los pisotones producen lesiones, ni la bota del energúmeno Pepe estaba toda ella llena de tacos.