Publicado el 21 de febrero de 2012
Nuestra brava policía, la Unidad de Intervención Policial de la Policía Nacional, esos antidisturbios en los que tanto dinero gastamos los contribuyentes (en su dotación y en su preparación) para que defiendan nuestros derechos, han realizado una valerosa intervención en el día de ayer en Valencia pegando salvajemente a niños y niñas de instituto. ¡Bravo, machotes! A ver si demostráis tanto celo en el cumplimiento de vuestro deber cuando tengáis que enfrentaros a los ultras descerebrados del fútbol.
Recuerdo que en las gradas de un estadio de Madrid, esos mismos antidisturbios se las vieron y se las desearon ante un grupito desordenado de hinchas franceses que venían de Marsella. Y sólo fueron capaces de atrapar a uno de ellos, y eso porque la silueta de aquel zoquete era claramente distinguible una vez visto por las cámaras de televisión. Ahí nuestra brava policía antidisturbios fue menos contundente, e incluso cobraron. Para estos armarios de veintipico y treinta y tantos años supone mayor gallardía abrirle la cabeza a una niña que está caída en el suelo.
Un hurra a la decana de la Universidad de Valencia que con sus dos razones bien puestas impidió la entrada policial (y probablemente una nueva salvajada) en el campus universitario.
Lamentables las declaraciones del Comisario Jefe de la Policía Nacional de Valencia tildando de «enemigos» a los chicos y chicas del instituto valenciano. ¿A qué espera la delegada del desGobierno para destituir a este incalificable?
Pero a qué va a esperar cuando el ministro se encharca entendiendo las palabras del energúmeno comisario y calificándolas de lapsus linguae cuando más bien ha sido un lapsus cerebrae que quizá no venga de ahora, porque estos males requieren años de incubación… Sin vergüenza ni pudor el ministro justifica las cargas policiales escudándose en que se habían infiltrado radicales violentos. Pero el hecho es que ni pegaron ni atraparon a ningún radical violento. ¿Dónde estaban?
No olvidemos que el horno no está para bollos, y la pólvora que han preparado Urdangarines, Gúrteles, corrupciones políticas de todo pelaje, crisis, paro, y las reformas laborales antisociales del gobierno del que forma parte el ministro exculpador está esperando la mecha. Sólo faltaba que venga un neófito correveidile a prenderla justificando lo intolerable.
Y digo yo desde mi ignorancia: ¿no debería esa policía tan bien entrenada dar de hostias con mayor motivo a los políticos y jueces que mangonean en el país y lo han echado a pique?