Fútbol no, ajedrez… tampoco

Ha terminado la liga al menos en su parte más emocionante, que es la de averiguar quien gana el interminable e insufrible campeonato. En su parte más dramática, los ávidos de morbo aún pueden regodearse durante una semana más. Pero esto lo sabe todo el mundo, desde el tonto del haba hasta el listo que todo lo sabe.

Todo el mundo sabe también que durante estos días se han dicho, hecho y escrito muchas tonterías. Algunas verdaderas barbaridades, como nos cuenta El Acusica. Pero me ha gustado el otro perfil que brindan al tonto del haba que escribió esas barbaridades, caricaturizando a quien no es más que un pobre engreído contumaz. Será que aquí todos nos regodeamos en el insulto, actitud indisociable del carácter español que aflora genuinamente en épocas de crisis, y como lo nuestro no es precisamente el ajedrez en la escuela, cuando se nos acaba el saco de vejaciones que ya nos instalan en la misma escuela donde no hay ajedrez, nos limitamos al insípido «y tú más».

Por ello me voy a regodear en la moda nada pasajera de la ofensa y el escarnio con una idea propia: Me he alegrado de que el campeonato no lo ganara el Barcelona porque ya me hastiaba la asfixiante falsa modestia y la aureola meapilas del Guardiola y su séquito cuasi perfecto; pero no acaban de ganarla los atorrantes portugueses y sus adláteres del Irreal Madrid y ya estoy asqueado de la visceralidad que vomitan los retrasados que hasta ahora salaban sus ronchas azuladas y sanguinolentas con la bilis y el resentimiento que generan por ser inferiores. Y es que el fútbol es así (de estúpido).