Vuelven de la mano polÃtica y deporte a El Espectador, esta vez en un rango barriobajero, esa España negra que no se pone de acuerdo entre lo que es y lo que debe ser. Vaya por delante que para quien suscribe los polÃticos españoles son pésimos, en todos los órdenes… Las personas sensatas evitan las covachas en que se han convertido los partidos polÃticos.
Una concejal protagoniza un vÃdeo erótico o pornográfico (depende de quien lo interprete) que trasciende a Internet. El caso, hasta aquÃ, podrÃa ser lo más normal. Un servidor verÃa con buenos ojos que una concejal, alcaldesa o diputada fuera actriz porno o puta. El sexo serÃa su modus vivendi (al menos tendrÃa trabajo, cosa de la que la mayor parte de los metidos en polÃtica no pueden presumir).
El asunto se complica porque en un primer momento la concejal dice que el vÃdeo, en el que aparece masturbándose y con los pechos al aire, estaba dirigido a su marido, pero la investigación vio complicado que el vÃdeo trascendiera a Internet con semejante destinatario (con el que tiene dos hijos, de diez y trece años). Asà que la concejal acusó al alcalde (de otro partido) de difundir el vÃdeo desde los correos electrónicos de la AlcaldÃa, pero como parece ser que las mentiras siguen teniendo las patas cortas, la concejal (y profesora de inglés) acaba confesando que el vÃdeo era para un amigo, supuestamente más joven (que por cierto es portero de fútbol).
Como ha saltado el absurdo corporativismo femenil, la concejal se ha negado a dimitir desdiciéndose de lo manifestado en un principio. Las opiniones son de todos los colores, hasta algún mentecato ha argumentado que cada uno con su cuerpo puede hacer lo que quiera (con lo que podrÃa estar de acuerdo siempre que se matizara más).
Pero no puedo estar de acuerdo en que esta irresponsable, mentirosa y falsa siga sentándose en los Plenos de su Ayuntamiento con voz y voto. Irresponsable porque ha enviado un vÃdeo escabroso a un donjuán que posiblemente ha traicionado su confianza, aunque habrá que esperar a la sentencia del juez porque su abogado lo niega expresamente. Si no ha sido el donjuán, me gustarÃa saber cómo ha llegado el vÃdeo a Internet, pero me temo que quedaré a dos velas. Mentirosa por partida doble, primero al señalar a su marido como destinatario y luego al inculpar al alcalde con total desfachatez (su muro de facebook me ha parecido terriblemente inmaduro). Falsa al hacer honor a la casta polÃtica que padecemos en España manifestando públicamente que dimitÃa y luego hacer lo contrario.
No es de recibo que quien engaña y defrauda a su marido (o mujer), pareja con la que convive, persona que forma parte de su cÃrculo más Ãntimo, de su cÃrculo más próximo, pueda seguir representando los intereses de un pueblo carente de rostro, exento de nombre, un pueblo con el que no se acuesta a diario. Puedo entender que alguien tenga relaciones extramatrimoniales, pero no estamos hablando de uno del waterpolo o de una del hockey hierba, no se está hablando de un cantante o de una actriz, ni de una profesora o un periodista. Se habla de una persona en la que el pueblo ha de depositar su confianza.
Si fallas a tus personas más cercanas, ¿con qué cara me aseguras que no me mentirás y me defraudarás a mÃ, que para ti no tengo nombre ni rostro?
Dejo enlaces a algunas de las noticias leÃdas (el vÃdeo de la polémica aún puede encontrarse escribiendo el nombre y apellido de la concejal y la palabra «vÃdeo» en cualquier buscador. No lo voy a enlazar porque a buen seguro me denuncian, aunque quien ha cometido el delito de difundirlo no soy yo y me traigan sin cuidado los pecados de infidelidad de la señora).
‣ Salta la noticia de que el marido no era el destinatario. ‣ Cuando dijo que dimitÃa. ‣ Donde dijo «digo» dice «Diego». ‣ Acusando a la AlcaldÃa. ‣ Aquà el portero de fútbol. ‣ Un breve repaso a la historia. ‣ La concejal dice: «creo que no he hecho nada malo». ‣ Destacados dirigentes polÃticos piden a la concejal que «no dimita por eso». ‣ Otras opiniones al respecto.
Me gustarÃa pensar que estos respaldos solidarios de personas con grandes responsabilidades se hicieron antes de averiguar que la concejal habÃa mentido y defraudado a su marido. A la España de Bernarda Alba (Eduardo Madina dixit) es donde nos llevan estos descerebrados que sólo miran para su beneficio personal. Con sus apoyos se ponen a la misma altura de quien ha mentido y defraudado a su cÃrculo más próximo, validando la mentira y el fraude a la ciudadanÃa. ¿Dónde quieren enterrar el listón de su moral pública?