Archivo mensual: febrero 2013

Una y otra vez, una y otra vez

Ayer reflejaba el tedio y el fastidio que me produce hablar una y otra vez de lo mismo. Hoy pondré otro botón de muestra. A raíz del presunto fraude del Urdangarín (para algunos de nosotros se trata de una gran oportunidad), el titular que me llamó la atención rezaba: «Retiran las placas de la Rambla de los duques de Palma». Supongo que la gran mayoría lo ven natural y lo aprueban. Como debe ser, sí señor.

Lo dije también en su día (si no recuerdo mal, incluso fue tema del segundo o tercer artículo que publicaba en lo que ahora llamo el viejo blog) pero lo volveré a repetir para aquellos que acaban de llegar y también en deferencia a aquellos que comienzan a sospechar que algo falla entre tanta parafernalia de la que se ha rodeado el deporte español.

No debe darse a los sitios públicos el nombre de personas vivas.

Así de sencillo se expone porque el motivo siempre ha sido evidente; y ahora queda patente tras leer la noticia. Pero revisemos el mundo del deporte…

En Oviedo existe una calle con el nombre de Fernando Alonso (piloto) y otra con el nombre de Samuel Sánchez (ciclista). En Pinto, si no estoy mal informado, el polideportivo se llama Alberto Contador. Y si la memoria no me falla, lo que fue la Avenida del Deporte en Móstoles ahora es la Avenida Íker Casillas. En Zamora existe desde hace más de treinta años el Polideportivo Ángel Nieto. Y me parece haber leído que por ahí existen calles o plazas con el nombre de Andrés Iniesta u otro ínclito balompedista.

En cada pueblo el político de turno se ha dado un baño de populismo renombrando calles, plazas, parques e instalaciones públicas para mayor gloria propia. Pero estos actos que deben ser siempre un homenaje póstumo (existen otros tipos de homenajes para ser dispensados en vida) trascienden la esfera deportiva y se instalan en otros ámbitos diferentes. Sin ir más lejos, y volviendo la vista a la noticia que ha dado pie a este artículo, en una conocida población norteña existe un bulevar llamado de Letizia Ortiz, y en muchos pueblos y ciudades españoles nos encontramos con calles y avenidas conocidas como Juan Carlos I.

Vuelven locos a los carteros y a los inquilinos, y cada placa que se sustituye tiene un coste para los dineros públicos. Y es que esto no es serio…

Actualización del 21.02.2013 a las 14:32h.
Otro motivo para no dar a los sitios públicos el nombre de personas vivas: Pistorius. Nike, como empresa privada, ha hecho lo que debe.

Las mismas cosas una y otra vez

Hoy me llegan dos noticias que me hacen sonreír, porque me recuerdan a Bill Murray en aquella película del Día de la Marmota («Atrapado en el tiempo» fue el título en España). Si he perdido la gana de escribir en este blog es por ese día de la marmota que se vive continuamente en el deporte.

El trabajo en el viejo blog fueron siete años incansables. Pero rompí mi rutina porque escribía una y otra vez siempre sobre las mismas cosas… una y otra vez. Hoy me topo, en primer lugar, con esta información: «Sonora pitada al Rey y al himno español […]».

Lo dije en su momento hasta repetirme como el ajo, pero lo diré una vez más por si queda algún despistado… o por si a alguno se le ha empezado a caer la venda, para que pueda ver por sí solo:

Los himnos han sido compuestos para ser interpretados en momentos solemnes, y un encuentro deportivo tiene más de fiesta que de momento solemne. Ni siquiera la entrega de trofeos es un momento solemne… es otro momento festivo.

Que eliminen de una vez por todas los himnos de los encuentros deportivos. Tuvieron su momento hace ciento y pico años, cuando el misógino confeso Pierre de Coubertin buscaba el apoyo de las naciones para su sueño re-olímpico en una Europa que pronto se vería envuelta en dos grandes guerras en gran medida por los nacionalismos. Incluso los desfiles en los Juegos Olímpicos son un remedo de un desfile militar.

La segunda noticia-ajo la dejaré para mañana, más que nada por ver si suben las estadísticas de este blog medio abandonado (querido Puñetas, ya ni siquiera digo bitácora… creo que hoy en día muchos no sabrían ni de qué estaría hablando).