Archivo mensual: mayo 2013

Me gustan las rubias y las negras

A estas alturas seguro que resulta cómico enunciar que este mundo está dirigido sólo por el dinero y por ningún otro valor que no sea susceptible de convertirse en moneda. Obviamente, la evidencia es la que lleva a la comicidad.

El ámbito del deporte, inserto en este mundo dirigido por el vil metal, no va a ser ajeno a ello a pesar de que nos glosen las bondades del deporte para con el individuo.

Lo que ya no resulta tan hilarante es la manipulación de datos y de objetivos y de decisiones y de información de que somos objeto constantemente, a tal punto que uno ha llegado a desconfiar de todo aquello que se presenta como evidente. ¿Por qué ha de ser así y no de otra manera? ¿Por qué me insisten ahora en algo concreto? ¿Qué se traen entre manos? ¿Qué buscan si es que me convencen de lo que pretenden?

Por eso cuando he leído la noticia de que un estudio afirma que la cerveza es buena para el deporte he sospechado que aquí había gato encerrado. Y he recordado otra noticia de hace ahora cinco meses. Pero dejen que me explique…

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Nueva ley excretada por el conducto habitual

En La Rioja, una de esas inexplicables comunidades autónomas uniprovinciales desde el punto de vista de la eficiencia económica (aunque pueda tener su lógica desde la eficiencia administrativa… aunque de ser así sobrarían las demás comunidades autónomas, donde cada provincia goza de su correspondiente diputación provincial) han parido otra ley: una ley del deporte nueva.

Esto de excretar leyes sirve de justificación a la existencia de políticos y demagogos, de sus adláteres y secuaces, de palmeros y comepingas varios. ¿Por qué no sancionar una ley en un marco tal que pueda ser modificada aquí y allá parcialmente pero que nos dure cincuenta o noventa años? Uno tiene la sensación de que la puñetera obsolescencia programada se ha instaurado también en los diminutos gobiernos españoles.

Decía que han parido una nueva ley que, alardean provincianamente, tiene casi 200 artículos; como si de la cantidad se derivara indefectiblemente la calidad. Continúa el periodista glosando que la ley que van a derogar llevaba vigente desde 1995, como si esto no fuera ayer (muy posiblemente el becario haya nacido en esa década), y nos explica que el motivo ha sido «que las administraciones (sic) y las federaciones no pueden ser ajenas a la nueva realidad deportiva»; pero, ¿de qué nueva realidad deportiva nos hablan? De forma un tanto críptica y algo oscurantista se nos dice que «la administración (sic) modificará el ámbito normativo y las federaciones ampliarán su ámbito de actuación». Pues bueno, pues vale, pues muy bien.
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Final de copa, principio de pagar

Actualizado el 18.05.2013 a las 21:18 h.
—El viernes es la final de la copa de España de fútbol.
—Querrás decir de la copa del rey.
—Sería del rey si la pagara él, pero es que la pagamos entre todos. Y nos sale cara.
—¿Qué quieres decir?
—Pues que designarán el partido como de alto riesgo y asignarán un montón de policía para que los cabestros no se desmanden y todo ese monto de horas extras y gastos extras lo pagamos entre todos.
—¡Hombre! No querrás que lo pague el rey.
—Debería… Si le da publicidad a él…
—¿Y los premios del príncipe de Asturias?
—Por supuesto. También, también, ya que les sirve a los Borbones para promocionar el chollo que se han montado en España.
—Pero lo del fútbol es normal que lo pague el Estado.
—¿Y eso por qué?
—Bueno… pues porque a todo el mundo le gusta el fútbol…
—A todo el mundo no. Te apuesto a que hay más gente despreocupada del partido que siguiéndolo por la radio, la tele o la Internet.
—Es posible… Pero es que el fútbol mueve pasiones.
—Lo que mueve el fútbol son cerrilidades. Se trata de gente fanática encerrada en un estadio. Gente en apariencia normal que se vuelve tarumba y que amparada en la muchedumbre destroza lo que no es suyo. Unos porque pierden y otros porque ganan.
—No será para tanto.
—Lo es… y lo sabes. Es la prueba de que no se trata de un encuentro deportivo, sino de una disculpa para ser cafre. Pero esta incultura es lo que el fútbol promueve… porque les han dejado hacer. Así que a quien pillen destrozando, que pague… así se arruine de por vida. Otros aprenderían en barbas ajenas.
—Eres un poco intransigente, ¿no te parece?
—Me parece que en este país se es un mucho blando. Que pague quien rompa, y que pague quien se lucre.
—¿Qué quieres decir?
—Pues que ya que la federación y las sociedades anónimas cuyos equipos profesionales se enfrentan van a ganar un potosí en entradas, publicidad, retransmisiones y derechos varios, no veo bien que los gastos y los cascos rotos los pague el erario público. En una sociedad avanzada no ocurre esto.
—Bueno, acabáramos… Pero si ya sabes que España no es una sociedad avanzada.
Actualización
Esto del deporte se repite como el ajo, por eso es previsible hacer posts como éste.

Ciclistas, derechos, ruina y muerte

Ha muerto un buen atleta y a tenor de las reacciones de sus convecinos se puede colegir que no era un mal tipo. Aunque sabemos que las mezquindades abundan en los pueblos (pueblo pequeño, infierno grande, aseguran muchos), hay que decir que en el País Vasco las vilezas entre vecinos no son la tónica habitual, aun habiendo de todo sobre esos verdes valles.

Lo obvio es lamentar la muerte de una persona que circulaba en bicicleta por la carretera. Ha muerto atropellado por un vehículo, o por su conductor para dejarnos de eufemismos. Pero existe otra visión que unos cuantos se niegan a aceptar.

Las vías urbanas no se concibieron para la práctica deportiva, y han de cerrarse al tráfico rodado para tal fin. Estos esforzados ciclistas quieren entrenar y practican en las vías públicas. Pero no se puede transitar por una vía pública haciendo carreras, ya sea en grupo, en dúos o en solitario contra el reloj.

Hace un siglo existían carreras automovilísticas por carreteras abiertas al tráfico. Pruebas que atravesaban países, tal que de París a Niza o a Burdeos para volver a todo gas. Estas pruebas automovilísticas en las vías interurbanas fueron prohibidas porque causaban mortandad de peatones o/y espectadores.

No se encoja de hombros mi ocasional lector… Hoy en día siguen concertándose pruebas automovilísticas de velocidad totalmente legales (aunque inmorales) con carreteras abiertas al tránsito y siguen muriendo niños y ancianos atropellados por los pilotos. Hasta hace bien poco tiempo ha existido una muy famosa carrera de autos en África que ahora se ha trasladado al continente sudamericano. Morían negritos y ahora mueren panchitos, ya… En Europa no se les ocurre, ¿eh?

Está prohibido realizar pruebas deportivas de velocidad en vías públicas sin la pertinente autorización, pero… ¿qué otra cosa está haciendo un hombre o un colectivo que se entrena en carreteras abiertas al tráfico?

Un tipo tumbado sobre su bicicleta para adoptar una postura aerodinámica en un día nublado o un día de sol, un ciclista sin reflectantes que avanza a una velocidad excesiva para la máquina de que dispone, más concentrado en los latidos que siente tras las orejas o en que no le llega suficiente cantidad de oxígeno a los pulmones que pendiente del tráfico que le rodea, se convierte en una línea sobre un gris asfalto que salpica agua o despide calor, y supone una trampa para él y para los conductores que, si los matan o los dejan paralíticos, verán su vida arruinada… La de ambos… Y la de sus respectivas familias.

Cambios de ritmo y esprines, abanicos y relevos… Todavía no he visto un ciclista que entrenando en la vía pública señalice con su brazo un giro o cambio de carril. La prisa o la velocidad les devora, el afán por no parar, por marcarse un buen tiempo. Circular con un constante déficit de oxígeno impide tomar buenas decisiones. Corre que libras. Estás entrenando y tienes derecho.

La culpa… en este caso de la presión social ejercida por un colectivo sordo a la razón y ciego a la evidencia, y también de unos políticos complacientes que no se atreven a prohibir los entrenamientos en las vías públicas.

Permítanme una pregunta… ¿Cuántos cicloturistas mueren atropellados al cabo del año, al cabo de un lustro? Compárenlos con los ciclistas muertos con maillot y culote, con pulsómetro y cronómetro. Les dejo unas reflexiones que en su día escribí en el viejo blog.

La torpeza del torpe

Uno de los temas recurrentes en el viejo blog ha sido la carencia de educación, cultura, crédito o conocimientos sociales de las grandes estrellitas del deporte mundial. Desde su aura de campeones son presentados como ejemplos a imitar, pero lo cierto es que lejos de las canchas de juego o las pistas de velocidad son gente de lo más corriente y mediocre.

El tenista David Ferrer acaba de meter la gamba de forma irreversible. Ha publicitado de forma encubierta una marca concreta de terminal móvil desde otro (el suyo) de una empresa rival. Hasta que alguno se ha dado cuenta del doble timo (publicidad viral y fraude en su información): siempre hay gente confiada que cree todo lo que lee por Internet y lo que se publica en los periódicos.

La publicidad encubierta, engañosa, falsa, presentaba un texto ya de por sí sospechoso al repetir innecesariamente la marca y modelo del aparato anunciado. Pensemos que en Twitter lo que escasean son los espacios para insertar caracteres, por lo que se tiende a utilizar los pronombres para referirse a un objeto o persona ya citado.

La torpeza del Ferrer se extiende también a la ortografía. Se come una tilde en el pronombre «qué» inicial de su tweet, lo que podría ser disculpable habida cuenta de la inmediated de la información tweetera y de que hay que invertir un lapso de tiempo en buscar los signos acentuados, pero a continuación acentúa la «e» de la palabra «contento», lo que a cualquier colegial le supondría sin duda un punto menos en un examen.

En fin, otro torpe que la masa borreguna seguirá y tenderá a imitar: 368.000 seguidores nos dicen que tiene este millonario en la red social.