La torpeza del torpe

Uno de los temas recurrentes en el viejo blog ha sido la carencia de educación, cultura, crédito o conocimientos sociales de las grandes estrellitas del deporte mundial. Desde su aura de campeones son presentados como ejemplos a imitar, pero lo cierto es que lejos de las canchas de juego o las pistas de velocidad son gente de lo más corriente y mediocre.

El tenista David Ferrer acaba de meter la gamba de forma irreversible. Ha publicitado de forma encubierta una marca concreta de terminal móvil desde otro (el suyo) de una empresa rival. Hasta que alguno se ha dado cuenta del doble timo (publicidad viral y fraude en su información): siempre hay gente confiada que cree todo lo que lee por Internet y lo que se publica en los periódicos.

La publicidad encubierta, engañosa, falsa, presentaba un texto ya de por sí sospechoso al repetir innecesariamente la marca y modelo del aparato anunciado. Pensemos que en Twitter lo que escasean son los espacios para insertar caracteres, por lo que se tiende a utilizar los pronombres para referirse a un objeto o persona ya citado.

La torpeza del Ferrer se extiende también a la ortografía. Se come una tilde en el pronombre «qué» inicial de su tweet, lo que podría ser disculpable habida cuenta de la inmediated de la información tweetera y de que hay que invertir un lapso de tiempo en buscar los signos acentuados, pero a continuación acentúa la «e» de la palabra «contento», lo que a cualquier colegial le supondría sin duda un punto menos en un examen.

En fin, otro torpe que la masa borreguna seguirá y tenderá a imitar: 368.000 seguidores nos dicen que tiene este millonario en la red social.