Reza un aforismo que los tontos siempre eligen seguir a otro más tonto (pues porque son tontos). Ocurre que a veces el más tonto se hace fuerte en una plaza precisamente porque cuenta con el respaldo de una masa social ovinizada, pero masa al fin y al cabo.
Tenemos que padecer tontos que no quieren trabajar, y como alguien les ha dicho que la vÃa deportiva es fácil, hay por ahà entrenadores tontos (vÃa federativa), titulados tontos (TAFAD), diplomados tontos (Magisterio con especialidad en Educación fÃsica) y licenciados tontos (INEF), porque aunque logren obtener un titulito de chichinabo, lo que Natura no da Salamanca no presta.
Pero hasta el más tonto del haba es capaz de distinguir la cresta de una ola, y asà encontramos por esta España de dios entrenadorzuelos que constituyen un club y se erigen en presidentes o delegan tal función en un familiar directo o amigo que se presta al unte (no fuera a ser…) para terminar acaparando la atención de una masa que aplaude, sigue y se embelesa con las bobadas diarias de estos especÃmenes, a semejanza de lo que ocurrÃa en aquel cuento del emperador y su traje nuevo.
¿Qué de qué estoy hablando? Pues vayamos al grano.