Hace unas semanas escribà en contra el colectivo de los disminuidos fÃsicos y criticaba entre otras cosas los sucesivos cambios de nombre para definir una misma realidad. Hoy atajaré otro tabú, el tema de la orientación sexual de cada hijo de vecino.
Quiero explicar que en el tÃtulo he forzado el degradado tratando con la primera definición de acoger también a ambos sexos (por favor, no se me solivianten los del colectivo LGTB ni las feminatas profesionales —las que viven de esto— porque al decir degradado me marco un torpe sÃmil con esos fondos de páginas webs en los que se pasa de un color a otro progresivamente; no es bueno estar siempre a la defensiva —para saltar atacando—, y hay que dejar escribir, dejándose ir con la lectura que se ha escogido, pues al final puede saltar la sorpresa).