Para mis lectores más veteranos, los que vienen del viejo blog, el titular no es noticia sino perogrullada. Lo que un servidor no esperaba es que el fútbol ablandara el cerebro de José Mújica, el ejemplar presidente del Uruguay.
Por romper alguna lanza en favor del mandatario podrÃamos decir que a sus 79 años puede andar algo gagá. También en su haber podemos suponer que previamente a la entrevista que comenta la noticia enlazada arriba estuvo siendo bombardeado por un zoquete analfabeto como Maradona. ¡Qué peligrosa es esta gente que tras haber descubierto el mundo detrás de un balón se creen en posesión de la ciencia infusa omnisciente!
El gran yerro del presidente Mújica ha sido bajarse al nivel del pueblo más tabernario y barriobajero. Señor, ser humilde no es ser inculto, más bien todo lo contrario.
Me parece apreciar tras las palabras del dirigente uruguayo una cierta amargura, un tanto de rencor, o/y quizá una pizca de odio. Odio hacia los que nacieron en condiciones más ventajosas. Que digo yo que tampoco nadie tiene culpa de nacer donde le dieron a luz al mundo. Nadie es culpable de su origen. Pero si los pobres que ni culo tenemos, los nadie como nos llamó Galeano, mantenemos nuestras guerras internas para ver quién es más pobre, jodidos andamos.
ReÃrse de que Inglaterra e Italia perdieron mucho dinero por su eliminación no es más que otra manera de demostrar ignorancia. A lo mejor es que este ex guerrillero tampoco tiene más que aportar al mundo que su sencillez y (empiezo a dudar de ella) bonhomÃa. Señor, esos paÃses no perdieron dinero, que lo perderÃan sus respectivas federaciones futboleras, entidades privadas, al menos en la Europa del siglo XXI, y lo perderÃan algunas empresas de viajes y otras cerveceras. Pero estése usted tranquilo que esos excedentes serán consumidos con ocasión de cualquier otro estúpido motivo. A ver si nos van a decir ahora que en el Uruguay no se amasan fortunas y no se gastan frÃvolos dineros.
Los señores fifos (y uefos, aunque hoy no les toca) tienen mucha miseria de la que responder, pero de la sanción a Luis «DraculÃn» Suárez no. Por una vez han tomado una decisión justa. Y la han tomado con un reincidente, agravante que el presidente Mújica parece haber olvidado.
Sà habrá que estar encima de la vara de medir de estos señores de las pelotas. Suárez es uno de los lÃderes de su selección. Veremos si llegado el caso de que el chorlito defraudador (y parece que también reincidente) del Messi vuelve a escupir a un rival, o si un alemán, o si un… bueno, el caso es que muchas de las selecciones de los paÃses del G8 han caÃdo. Quedan Francia y USA además de Alemania. Y potencia futbolÃstica que no polÃtica sólo queda Brasil, con permiso de los comparsas que se han clasificado, tales que Argelia o Grecia (curiosamente mediterráneos ambos paÃses).
DecÃa que debemos vigilar si, llegado el caso de que alguno de los lÃderes de algún otro conjunto sacara los pies del tiesto, los señores fifos se aplican con igual encomiable rigor. De no hacerlo sà que habrÃa que lapidarlos… al menos figuradamente.
Pero el señor presidente del Uruguay comete una falta enorme al equiparar las provocaciones verbales de los italianos (los tanos llama él) con la agresión fÃsica de su compatriota. Ha venido a decir que si te llaman hideputa puedes agredir fÃsicamente al otro. Y tal vez se puediera justificar, pero no puede hacerlo un presidente con el aura de Mújica, y nunca en un entorno deportivo como es el mundial de balompié. La guerrilla tupumara acabó hace cuarenta años, señor.
Y olvida arteramente el señor presidente del Uruguay que Luis Suárez no es ahora uno de esos niños que juegan a la pelota en el potrero, que es un tipo millonario que quizá ni pague en su paÃs los impuestos de su alto salario. Y pretende olvidar, entiendo que obnubilado por un contumaz e irredento zoquete como Maradona, que el señor Luis Suárez es posiblemente Ãdolo e imagen para muchos niños, no sólo para los de los potreros uruguayos. E ir a recibirle al aeropuerto en persona lo eleva a la categorÃa de héroe nacional cuando lo que debÃa hacer el casi octogenario Mújica es darle dos collejas el primer dÃa que lo vea en persona… y retirar la mano rápidamente.
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