El deporte y el ajo

Las modas y los tics en el deporte se repiten una y otra vez. Quizá sea que la población ha perdido la costumbre de pensar y sólo reacciona a condicionamientos inoculados.

Hoy ha sido jornada de Diada en Cataluña y algunos profesionales del balón han expresado su independentismo con el mismo derecho que los políticos manifiestan sus «colores». Y el público se les ha echado a la yugular con razón o sin ella pero con argumentos pueriles o tal vez seniles. No ha faltado quien jurara quemar su camiseta del Barça. Por mí podían quemar su televisor de plasma prendiéndolo con la camiseta de la roja, porque todo forma parte del mismo negocio alienador que inocula condicionamientos.

El caso es que Guardiola ha dicho que quiere que su país sea independiente del país mayor en el que ahora mismo está encuadrado. Y los aficionados futboleros con ideas españolistas preconcebidas se han irritado (ver comentarios de la noticia enlazada), y quienes han pretendido utilizar el sarcasmo o la más descafeinada ironía se preguntan retóricamente con quién jugaría el Barça la liga del nuevo estado catalán.

Tomando el toro por los cuernos (dicho sea sin ánimo de ofender, que los políticos tienen estos días muy sensibles las menciones a toros y cuernos) ya expliqué en el anterior blog que la independencia catalana no supondría una hecatombe para los intereses barcelonistas. Como el ajo, lo repetiré de nuevo aunque sucintamente.

En primer lugar la RFEF es una entidad privada, y podrá aceptar en su liga a quien le dé la gana. De hecho el Andorra juega en la liga española, y este país cuenta con su propia selección reconocida por la UEFA (la información de la Wikipedia es muy válida a este respecto). El Mónaco juega en la liga francesa, aunque la selección de aquel país no está reconocida por la FIFA y la UEFA entre otras cosas porque su principito no debe estar por la labor (nuevamente la información wikipédica es válida).

Si la RFEF pusiera remilgos a la participación del Barça en la liga española, apuesto a la que la federación francesa de este deporte no pone ningún reparo en acoger a los equipos catalanes y reordenar sus ligas nacionales.

Recordemos que la selección argentina de rugby estuvo a punto de jugar en lo que hubiera sido el siete naciones (de no ser por el veto de los italianos que sospechaban tendrían una participación aún más modesta). Incluso la ciudad de Valencia se propuso como sede de la selección argentina de rugby (cuyo grueso participa en la liga francesa); eran los tiempos de la fórmula 1 por el puerto, la Copa América de vela (en la que el rey tuvo un personal interés) y los mítines deportivos que iba a escenificar Urdangarín a cambio de mucho dinero. De todo esto se habló en el anterior blog.

Las fronteras políticas (que no físicas) nunca han sido un impedimento para la práctica deportiva ni para las competiciones de la misma índole. Pero el año que viene volveremos a escuchar palabras que llegarán con una vaharada a ajo manifestando grotescamente la opinión de que la liga de la Cataluña independiente la jugarán el Barça y el Espanyol.

Mientras tanto las buenas noticias siguen pasando desapercibidas para todos estos del televisor de plasma. O a lo mejor es una noticia preocupante… Mira que si clonan al Messi… ¡Qué horrooor!