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Fútbol vs. Tenis

«Descalifican a Nalbaldian [de la final] por pegar una patada a la silla de un juez de línea».

No me parece que vayamos a ver en la Eurocopa una decisión similar… Sí, claro, el fútbol es un deporte de equipo y el tenis es individual, y no van a pagar diez tipos por el comportamiento antideportivo de uno, y blablablá…

Aunque sí que se ha tomado ya una medida drástica… «Seis puntos de sanción a Rusia». En realidad es a la selección de la federación rusa de fútbol, pero demos validez al tropo. El caso es que sancionan a todo un equipo nacional… ¡por la actitud que han mantenido un grupo de hinchas! Pero luego un tipo vestido de corto la arma y el comité «de complicación» (de competición… la broma fue de Moriche…) se inhibe.

Toda esta majadería en el fútbol se acabará el día que alguien denuncie a UEFA, FIFA y demás organismos futboleros responsabilizándoles de los muertos y heridos que causa su dichoso reglamento para la polémica.

Actualización del 18.06.2012 a las 23:40 h.
Ya hay una nueva sanción en la Eurocopa 2012, y bastante dura, por cierto, si la comparamos con la que le ha caído a Nalbandián:
• Â«100.000 euros a Bendtner por enseñar los calzoncillos».
• Â«Multa de 10.000 euros a Nalbandian por su agresión».
Salvo error de la agencia… (es que me parece una sanción tan desproporcionada…), estos de la UEFA o se pasan o no llegan. Ya veremos qué hacen si un par de jugadores llegan a las manos durante un partido.

100.000 millones de euros

«España pide un rescate de hasta 100.000 millones [de euros] para la banca». (En pesetas no me da la cabeza para abarcar tamaña cantidad). Pero no pasa nada…

Con la Roja «somos» campeones del mundo mundial y de la Europa total (más grande la de la UEFA que la de la UE); y «tenemos» a Gasol, a Nadal, a Fernando Alonso, a Contador (pagando todavía el filete…). Y «tenemos» a los moteros Lorenzo, Elías y Marquéz, con Pedrosa, por supuesto. Y a la Mengual, al Craviotto y al Rial, al Samu Sánchez y al Joan Llaneras, a los ÑBA, a los del futbito, y qué sé yo cuántos campeones, subcampeones, y campeones de bronce más.

Los franceses nos tienen envidia y se ríen de nosotros con unos muñequitos. Y más que se han reído cuando los majaderos dirigentes españoles han hecho de ello un asunto de Estado. Y a Nadal le roban un reloj que vale un potosí, más que un magnífico chalé en la costa cantábrica.

De los italianos ni hablar, que se han cargado durante una buena temporada a Valverde sólo porque coincidía su ADN con la sangre de no sé qué bolsas. Envidiosos también de nuestro éxito y nuestro …porte.

El rey mata al hermano, al hermano oso y al hermano elefante. El primero joven y borracho, el último viejo y desdentado. Pero la caza es también deporte. Y el bribón navega viento en popa a toda vela, que eso también es deporte y viste mucho y calza más (con los dividendos que dejan los astilleros de Valencia).

«Estamos» en el G8 del deporte, aunque tal sociedad no exista más que en la mente de un menguado ex presidente. Lástima que estos presi…dentes no acaben siendo presi…diarios por llevar a la bancarrota a un país… Los tres últimos presidentes españoles (padecidos de diciembre de 1982 a diciembre de 2011, ¡29 años!) han salido por la puerta de los perros (y el actual lleva camino de ni alcanzar siquiera el umbral).

Nuestros deportistas son los mejores embajadores de España… Aunque el 90% sean unos redomados zoquetes que no saben hacer la o con un canuto. En los Juegos Olímpicos siempre «ganamos» a priori más medallas de las que refleja el medallero a posteriori. Pero para poner fin a esto se contratan extranjeros que corren, saltan o nadan por España (previamente nacionalizados evitando las listas de espera y robando la posibilidad de competir a un «español viejo»).

En fin, que ahora España es 100.000 millones de euros más rica… o más pobre, porque estas deudas se acaban pagando con sangre. Con la sangre de los trabajadores. Qué vamos a esperar cuando quien debe dar ejemplo a los jueces españoles vive como otro rey viajando a costa del Erario.

Y Mariano Rajoy, con toda su barba, se ha ido a Polonia a presenciar el estreno de la Roja en la Eurocopa, porque según él aquellos otros millonarios necesitaban la presencia del presidente del Gobierno para sentirse apoyados por el resto de españoles. ¿Se habrá ido pagándolo de su bolsillo, o habrá hecho como Carlos Dívar, cargando viaje, cenas y protocolos al castigado Erario español? ¡Vaya!, que ahora «tenemos» 100.000 millones de euros más… Gozábamos del circo, ahora llega el pan.

Bocata de chóped

Vemos a diario cómo los directivos de diferentes entidades privadas se reúnen en torno a una mesa de carísimo restaurante para despachar algunos negocios. Entre otros, los clubes de fútbol profesionales (Sociedades Anónimas Deportivas), las federaciones deportivas (cada vez más profesionales en lo que a cobrar respecta), patrocinadores y patrocinados (sean éstas personas físicas o personas jurídicas), y por supuesto las empresas privadas, alejadas (a veces) del mundanal circo del deporte profesional, entre ellas bancos, petroleras, telecos, construtoras y otras no tan importantes pero que también han aportado su granito al hundimiento del país.

Hasta aquí todo es normal… Se trata de personas privadas que representan a instituciones privadas y que pueden hacer con el dinero de sus socios o accionistas lo que les venga en gana (o lo que les dejen hacer).

Lo que no es de recibo es que el señor Dívar, Presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), puesto estos días en la picota (como deberían estar permanentemente todos estos personajillos públicos que arrastran sus complejos, limitaciones y malas pulgas, como todo hijo de vecino) manifieste impúdicamente que no ha malversado fondos públicos y reconozca públicamente que «sólo ha pasado las facturas a este órgano [CGPJ] de las comidas y cenas que ha mantenido con personajes de carácter público y oficial» (sexto párrafo en la noticia enlazada).

El Dívar este sabe perfectamente que para las reuniones de «carácter público y oficial» tiene a su disposición amplios y seguros despachos donde entrevistarse sin que le cueste un euro al contribuyente. Tal es la mengua de este país que se acepta el timo sin reparar en él. Ni un euro para cenas «oficiales» con cargo al contribuyente. Después de la reunión, cada cual a su casita donde podrá gastar lo que su sueldo le permita. Y si quieren cenar, comer o desayunar, que vayan a pachas con los convidados. ¿Por qué han de invitar con dinero de los españoles?

Una chica confundida

Claro que no es lo mismo hablar de aquello en lo que uno está al día y está dentro de ello día a día que hablar de oídas o de recuerdos. Tampoco es lo mismo si te preparan la conferencia para satisfacer la necesidad de popularidad de la empresa que te paga. Es el caso de esta chica, Letizia Ortiz, otrora periodista, y que no parecía que lo hiciera mal, hoy metida a consorte de una quimera, ha perdido peso… específico en lo que a su vieja profesión se refiere.

Esta joven se atrevió a disertar sobre la conveniencia (o no) de que los periodistas deportivos deformen el lenguaje para, según ella, transmitir sensaciones.

Olvida la ex periodista que su alegato no puede ser trasladado a la prensa deportiva escrita, desde la que se arenga a los seguidores trasmitiendo consignas desaforadas y mensajes distorsionados que tratan de canalizar esas sensaciones irracionales. La prensa deportiva escrita ha de ser una prensa moderada y sosegada, y no la vergüenza de la prensa deportiva europea, tintándola de amarillo y de rosa. Claro que ser honesta diciendo esto hubiera supuesto una mayor pérdida de popularidad para su empresa.

En cuanto a lo de justificar ciertos excesos para transmitir emociones cabría ponerle coto (ya que se habla de ello, que a mí me parece un tema carente de interés). Sin ir más lejos, la exacerbación de emociones como las enarboladas por la chavala acaban en tremendas batallas en los campos de fútbol, que son imitadas por la juventud en sus partidos de patio.

Fútbol no, ajedrez… tampoco

Ha terminado la liga al menos en su parte más emocionante, que es la de averiguar quien gana el interminable e insufrible campeonato. En su parte más dramática, los ávidos de morbo aún pueden regodearse durante una semana más. Pero esto lo sabe todo el mundo, desde el tonto del haba hasta el listo que todo lo sabe.

Todo el mundo sabe también que durante estos días se han dicho, hecho y escrito muchas tonterías. Algunas verdaderas barbaridades, como nos cuenta El Acusica. Pero me ha gustado el otro perfil que brindan al tonto del haba que escribió esas barbaridades, caricaturizando a quien no es más que un pobre engreído contumaz. Será que aquí todos nos regodeamos en el insulto, actitud indisociable del carácter español que aflora genuinamente en épocas de crisis, y como lo nuestro no es precisamente el ajedrez en la escuela, cuando se nos acaba el saco de vejaciones que ya nos instalan en la misma escuela donde no hay ajedrez, nos limitamos al insípido «y tú más».

Por ello me voy a regodear en la moda nada pasajera de la ofensa y el escarnio con una idea propia: Me he alegrado de que el campeonato no lo ganara el Barcelona porque ya me hastiaba la asfixiante falsa modestia y la aureola meapilas del Guardiola y su séquito cuasi perfecto; pero no acaban de ganarla los atorrantes portugueses y sus adláteres del Irreal Madrid y ya estoy asqueado de la visceralidad que vomitan los retrasados que hasta ahora salaban sus ronchas azuladas y sanguinolentas con la bilis y el resentimiento que generan por ser inferiores. Y es que el fútbol es así (de estúpido).