Algo está cambiando en la mentalidad del inerte pueblo español. Lentamente, poco a poco… Los políticos, esos que hacen lo que la mayoría del electorado quiere para no indisponerse con «sus» votantes, están comenzando a cambiar el discurso.
El Gobierno navarro está diciendo, aunque con la boca pequeña, que no habrá trato de favor hacia Osasuna. Reconoce la representatividad (que no representación) que puede tener el club pamplonica en Navarra, pero, tímidamente, van preparando el discurso para decir que no puede destinarse dinero público para una entidad privada, sea club o sociedad anónima deportiva. Si una empresa no puede sostenerse y tiene que desaparecer, cuanto antes lo haga mejor. Que espabilen sus gestores, pues no debe ser rescatada con el dinero de todos los contribuyentes.
Qué diferente con lo ocurrido en Gijón hace ahora diez u once años. Allí se cometió la tropelía de salvar una entidad en quiebra inyectándoles algo más de dos mil millones de pesetas de las arcas del Ayuntamiento, con dinero de todos los gijoneses, con dinero de todos los asturianos. Una acción vergonzosa, pero que estos torpes gestores de lo público necesitan tiempo para verla con perspectiva. Mayor ignominia se dio cuando tras dejar las arcas de la SAD a cero, al finalizar la temporada acumulaban un déficit de 400 millones de pesetas.
En la noticia enlazada nos dicen que el club de la ciudad recuperaba el bien intangible llamado «marca Sporting» por tres millones de euros, cuando el ayuntamiento pagó por él ochocientos millones de pesetas. Qué oprobio que en ese ir y venir se fueron trescientos millones de pesetas del pueblo. Tal y como lo recuerdo (hacían falta dos mil millones de pesetas), la intervención municipal se negó a tasar las instalaciones deportivas de la SAD conocidas como Mareo en más de mil doscientos millones de pesetas (seguramente porque no los valía). Como faltaba dinero, alguien tuvo la genial idea de de vender al ayuntamiento la «marca Sporting», tasada en lo que les dio la gana, justo la cantidad que les hacía falta.
No es justo que si usted se retrasa en el pago a Hacienda de su tiendita de frutos secos, el fisco le embargue su pequeño negocio, mientras las deudas que generan estos despilfarradores de dinero ajeno sean una y otra vez condonadas y rescatadas a costa del contribuyente. Pagamos dos veces. Si una SAD ha de desaparecer, cuanto antes lo haga, mejor para todos.