Gasto inútil

«La Wii no conlleva que los niños hagan más ejercicio».

Hace falta ser canelo para gastar dinero en esta investigación. Como no lo han gastado en el país de la pandereta, me trae sin cuidado si se trataba de dinero público o privado… pero en cualquier caso hay que ser canelo para gastar dinero en esta memez.

Nadal hasta en la sopa

Al menos está hasta en el desayuno… En los Desayunos de TVE… Lo de este chaval ya resulta cansino de tanto aparecer en los medios de comunicación. No sé si los dichosos desayunos concluyen con una bacanal, pero no me extrañaría habida cuenta de las complacientes e insulsas preguntas que hacen a los entrevistados. Es el dinero de los contribuyentes el que paga para que en la corporación pública adulen a los endiosados astros de la cancha.

Las respuestas están a la altura de la magna labor periodística. Aunque empiezo a pensar que las preguntas están dictadas por el entrevistado. ¿Por qué preguntar si le gustaría ser abanderado del COE (que no de España) en la cita olímpica? Y el chavalín se autopostula como candidato, faltaría más. Tanto amor a la patria y tanta gaita y tuvo el rostro de cobrar un millón de euros (¡un millón!) por estar dos años diciendo sandeces tras cada partido a la cámara de la tele que pagamos todos.

Sandeces como las que soltó cuando le preguntaron por el R.Madrid. No me voy a detener en entrecomillar algunas declaraciones porque apuesto a que al lector inteligente la nota de prensa le resulta tan emética como a mí. Y como era de esperar de cualquier empresario, se vuelve a autopostular para futuras colaboraciones entre la casa merengue y su propia estrellita.

No entiendo que para preguntas tan estúpidas y tan poco trabajadas estos «preguntadores» alardeen de haber pasado por una carrera de cinco años. Y encima cobrar por preguntas tan chorras. Niños de siete años le hubieran hecho preguntas más sesudas y comprometedoras.

Una mentira repetida

Las mentiras, los bulos o las imposturas, por mucho que se repitan, siguen siendo falsas. A lo más que pueden aspirar es a confundir a los incautos (el problema sobreviene cuando el volumen de estos ingenuos tapa la luz del sol):
«“Que un jugador represente a su país no hace si no engrandecerle”», ha dicho el maestro Bielsa.

El argentino, fiel a la mentalidad de aquel país —que es la mentalidad de los países que aspiran a algún reconocimiento de la comunidad internacional— ha caído en esta falaz aseveración. Lo triste es que esa milonga es comúnmente aceptada en España, un país también en vías de desarrollo, en el umbral del tercermundismo cultural, científico, tecnológico y político, un país donde el circo (léase fútbol y deporte profesional en general) y la prensa rosa y amarilla concitan más atención e interés entre las masas que lo realmente importante para cada uno de los integrantes de esa masa.

Los deportistas no representan a su país; ni siquiera representan a su federación, que está representada por su presidente tal y como se recoge en sus respectivos estatutos. Los deportistas, individual y colectivamente, se representan a sí mismos y como mucho (no siempre es cierto) representan el nivel en su país del deporte que practican. En una democracia sólo representan a los ciudadanos las personas que se ha tenido ocasión de votar (se les haya dado el voto o no, que de eso trata el juego democrático).

Tampoco la federación representa al país en el que radica, ni ella ni sus selecciones. Las federaciones (al menos en este país de pandereta) son entidades privadas —tal y como se recoge en el ordenamiento jurídico—, y nunca una entidad privada podrá representar a un país soberano. De hecho, las federaciones internacionales no reconocen países, sino otras federaciones que se encuadran en un marco geográfico determinado.

Mientras permitimos que quienes poseen capacidad de tomar decisiones nos ofusquen con frases publicitarias que todos asumimos se nos mantiene incapacitados para cambiar el sistema que ellos han creado para su propio beneficio.

El niñato consentido

¡Increíble!: «TVE pagó un millón (de euros) a Nadal por sus declaraciones en exclusiva tras los partidos durante dos temporadas».

Si lo hubiera pagado una de las cadenas privadas yo hubiera dicho que se trataba de un dispendio, pero que allá cada cual con sus finanzas. Lo cierto es que las televisiones privadas no han caído en tal procacidad, sino que lo ha hecho la corporación pública con el dinero de todos los contribuyentes.

Lo indignante es que se trata del mismo Rafaelillo Nadal al que se le llena la boca diciendo que para él es un orgullo representar a España (majadería ya desmontada aquí) e incluso que él y sus amigos defienden a España, como si el país estuviera en guerra en una cancha de tenis o un campo de fútbol. El mismo Rafaelillo que se atrevió a pedir socorro y defensa al desGobierno español. Si tanto amor tiene a la patria debería hacer gratuitamente sus declaraciones en la televisión pública para que llegaran a todos los españoles que se desviven por sus resultados: “Cuando oigas a un hombre hablar de su amor por la patria, es signo de que espera que le paguen por eso” (Henry Louis Mencken).

¡Un millón de euros por dos años diciendo tonterías al acabar un partido! Es que yo no le daba ni un millón de pesetas. ¡Un millón de euros! ¿Cuándo los ganará un mileurista de catorce pagas anuales? Necesitaría setenta y un años y medio trabajando… Es decir, NUNCA, porque necesitaría más de una vida laboral. Qué vergüenza, qué despilfarro, qué robo al contribuyente… Ese contribuyente que se ha dejado convencer por los poderes públicos de que «somos» los mejores del mundo y se ofende si alguien habla de jeringuillas y deporte español, y pierde el tiempo escribiendo tuits diciendo que la tortilla de patatas es mejor que la francesa. Zoquete, que en Francia no llaman tortilla francesa a la tortilla de dos huevos batidos. Y así nos va… Engañados, alienados, embobados.

Policía peganiños

Nuestra brava policía, la Unidad de Intervención Policial de la Policía Nacional, esos antidisturbios en los que tanto dinero gastamos los contribuyentes (en su dotación y en su preparación) para que defiendan nuestros derechos, han realizado una valerosa intervención en el día de ayer en Valencia pegando salvajemente a niños y niñas de instituto. ¡Bravo, machotes! A ver si demostráis tanto celo en el cumplimiento de vuestro deber cuando tengáis que enfrentaros a los ultras descerebrados del fútbol.

Recuerdo que en las gradas de un estadio de Madrid, esos mismos antidisturbios se las vieron y se las desearon ante un grupito desordenado de hinchas franceses que venían de Marsella. Y sólo fueron capaces de atrapar a uno de ellos, y eso porque la silueta de aquel zoquete era claramente distinguible una vez visto por las cámaras de televisión. Ahí nuestra brava policía antidisturbios fue menos contundente, e incluso cobraron. Para estos armarios de veintipico y treinta y tantos años supone mayor gallardía abrirle la cabeza a una niña que está caída en el suelo.

Un hurra a la decana de la Universidad de Valencia que con sus dos razones bien puestas impidió la entrada policial (y probablemente una nueva salvajada) en el campus universitario.

Lamentables las declaraciones del Comisario Jefe de la Policía Nacional de Valencia tildando de «enemigos» a los chicos y chicas del instituto valenciano. ¿A qué espera la delegada del desGobierno para destituir a este incalificable?

Pero a qué va a esperar cuando el ministro se encharca entendiendo las palabras del energúmeno comisario y calificándolas de lapsus linguae cuando más bien ha sido un lapsus cerebrae que quizá no venga de ahora, porque estos males requieren años de incubación… Sin vergüenza ni pudor el ministro justifica las cargas policiales escudándose en que se habían infiltrado radicales violentos. Pero el hecho es que ni pegaron ni atraparon a ningún radical violento. ¿Dónde estaban?

No olvidemos que el horno no está para bollos, y la pólvora que han preparado Urdangarines, Gúrteles, corrupciones políticas de todo pelaje, crisis, paro, y las reformas laborales antisociales del gobierno del que forma parte el ministro exculpador está esperando la mecha. Sólo faltaba que venga un neófito correveidile a prenderla justificando lo intolerable.

Y digo yo desde mi ignorancia: ¿no debería esa policía tan bien entrenada dar de hostias con mayor motivo a los políticos y jueces que mangonean en el país y lo han echado a pique?